Presidente Barack Obama enfrenta retórica hostil de empresarios

<P>Presidente Barack Obama enfrenta retórica hostil de empresarios</P>

Llama la atención la acidez  de la retórica empresarial hacia  un presidente que hace 18 meses fue ayudado a ganar las elecciones por la montaña de efectivo más grande de la historia de EU, incluyendo donativos sin precedentes de los ciudadanos del “dinero organizado” de Wall Street.

Edward Luce y Francesco Guerrera
La retórica cada vez más hostil del sector privado de Estados Unidos  no deja traslucir una relación a menudo compleja de cooperación con la administración, escriben Edward Luceand y Francesco Guerrera.

Hace 74 años, Franklin Delano Roosevelt, uno de los héroes de Barack Obama, llegó tan cerca como cualquier otro presidente norteamericano a declarar la guerra contra los dirigentes empresariales de Estados Unidos. «Hoy sabemos que el gobierno dirigido por el dinero organizado es tan peligroso como el gobierno dirigido por la mafia organizada,» tronó FDR. «Son unánimes en su odio hacia mí – y doy la bienvenida a su odio».

Las cosas no son exactamente tan malas para  Obama – ni es probable que lo sean. Verdaderamente, las relaciones son quizás menos malas de lo que las han descrito  recientemente. Pero, para un presidente que hace 18 meses fue ayudado a ganar las elecciones por la montaña de efectivo más grande de la historia, incluyendo donativos sin precedentes de los ciudadanos de “dinero organizado” de Wall Street, la acidez es notoria.

El descontento no ha sido limitado al sector financiero, que cambia lealtades hacia un partido republicano que promete revocar el proyecto de ley sobre regulación financiera que  Obama convertirá en ley próximamente. Desde las metalúrgicas a las telecomunicaciones, los dirigentes empresariales se han estado uniendo al coro de los que creen que el presidente es «anti-negocio”.

Señalando la retórica en la «avaricia corporativa» que Obama ha desplegado contra Wall Street, los aseguradores de salud y la industria del petróleo – los sectores que la Casa Blanca ha procurado revisar con grandes proyectos de ley, dos de ellas exitosas – la Cámara de Comercio de E.U. lo ha acusado de «demonizar» el sector privado.

En las últimas semanas se han unido a la Cámara equipos menos partidistas, como la Mesa Redonda de Negocios (BRT por sus siglas en inglés), que representa a las compañías más grandes. Jeff Immelt, miembro de BRT y ejecutivo de General Electric, dijo durante una cena privada en Roma que este mes: «[E.U. es] un exportador patético… tenemos que volver a ser el motor de la industria pero esto no puede lograrse si el gobierno y los empresarios no están sincronizados».

Ivan Seidenberg, director general del operador de móviles Verizon y cabeza de BRT, acusó el mes pasado a  Obama de incentivar el paro al cargar a los negocios con  regulaciones. «Hemos alcanzado un punto donde los efectos negativos de estas políticas son simplemente demasiado significativos para ignorarlos,» dijo.

Aún aquellos reclutados para unirse a las iniciativas de la Casa Blanca – como Jim McNerney, director general del fabricante de aviones Boeing, cabecilla del movimiento  para duplicar las exportaciones de E.U. dentro de cinco años – han tomado su desasosiego público. Hablando por muchos en el sector privado, él dice que Obama hace demasiado poco para revitalizar los tratados de comercio con Corea del Sur, Colombia y Panamá, sin mencionar el retraso en las conversaciones de la Ronda de Doha sobre comercio internacional.

«En mi opinión, la administración de Obama, no se mueve lo bastante rápido,» dijo en un discurso reciente. «Al hablar de empujar las exportaciones – lo que haremos – usted no puede hacer eso sin un marco que dé a ambos [países] una oportunidad de ganar en este juego de ventaja relativa».

Las quejas contra  Obama pueden dividirse en tres. Primero, carga demasiadas regulaciones sobre un sector privado deteriorado. De éstas, los vastos y complejos proyectos de ley de salud y de mercado de capital encabezan la lista. En parte a causa del frenético cabildeo de la Cámara y de otros, el proyecto de ley de límite máximo y comercio para el cambio climático que pasó por la Cámara de Representantes el año pasado es poco probable que pase el Senado.

Los dirigentes empresariales dicen que las reformas de salud y de Wall Street han creado una inmensa incertidumbre ya que ellas generarán cientos de reglas federales, que afectarán cómo las compañías operan. Citan esta incertidumbre como la explicación por la cual hay $1,800mm, cifra sin precedentes, en efectivo sin ser invertidos  sentados las tesorerías corporativas de E.U.

Como Keith Van Scotter, el propietario de Lincoln Paper and Tissue, un pequeño negocio de Maine, dice: «Hasta que descifremos lo que sucede con esta enorme burocracia del gobierno es difícil ser demasiado optimista y decir: “quiero expandir».

Segundo, ellos se preocupan por los crecientes impuestos. En adición a tarifas impuestas por las grandes leyes de reforma, ellos señalan hacia los planes para revertir los recortes fiscales de George Bush en ganancias por más de $200,000 al año, lo que impulsaría los impuestos sobre dividendos a niveles nunca vistos desde los tempranos años de Clinton.

También hay enojo acerca de los movimientos para eliminar las provisiones para el  aplazamiento de impuestos sobre ganancias mundiales, lo que disminuye las cuentas de impuesto de multinacionales de E.U., aunque casi todas las economías desarrolladas mantienen un régimen territorial en el cual las compañías tributan sólo sobre sus ingresos domésticos. Doug Oberhelman, director general de Caterpillar, el fabricante más grande de maquinaria de construcción y minería, dice que E.U. también va en sentido contrario a otros en imposiciones generales.

«Cuando comencé en Caterpillar en 1975, E.U. tenía el impuesto más bajo al 35%. Japón estaba al 60%, Alemania estaba al 65%,» Oberhelman dijo en una entrevista reciente. «Ahora los otros son más bajos que nosotros. Estoy preocupado por lo que esto significa para nuestra base industrial».

Por último, los grupos de negocio se quejan que en la administración faltan personas con formación de negocio. Aparte de Valerie Jarrett, la amiga íntima y consejera quien dirigía una vez una compañía de Chicago,  Obama se apoya fuertemente en Tim Geithner, el secretario del Tesoro, quien siempre ha estado al servicio de la comunidad; y en Lawrence Summers, quien, salvo un corto período en un fondo de inversión, siempre ha sido o un académico o un funcionario público. «No es que son hostiles hacia nosotros – de hecho son muy acogedores”, dice un alto cabildero de negocios. «Pero, parecen que no captan como operan los negocios».

Tal es el caso contra  Obama. Pero, en una inspección más cercana, parece más complejo – y tan plagado de lagunas legales como los proyectos de ley que los dirigentes empresariales critican. Muchos economistas dicen que los negocios se retraen de hacer inversiones a causa de una falta de demanda y no de incertidumbre regulatoria.

El profesor Jeffrey Sonnenfeld de la Universidad de Yale también señala a la paradoja de comunidades empresariales que claman contra la hiperactividad de la administración mientras le piden que las rescate – como Obama hizo el año pasado con el estímulo económico y los fondos de rescate bancario. El gobierno también ha proporcionado largo apoyo para sectores como la agropecuaria, la defensa y el aeroespacio. «Si desean que el gobierno haga más por ellos, ellos no pueden culpar el «gobierno grande»,» dice.

Tiene un punto. En su discurso del mes pasado, Seidenberg argumentó que «el  paso más importante» que Obama podría tomar para estabilizar la economía sería cortar el déficit presupuestario. Listó cinco prioridades – incluyendo más gasto en la infraestructura y la educación, y en nuevos créditos tributarios para los negocios – que se añadirían ellos mismos al déficit a corto plazo.

Irónicamente, altos funcionarios de Obama concordarían con más de sus recomendaciones. En una entrevista con Financial Times, Seidenberg concede que «diferencias políticas significativas» no impiden que tras bastidores los negocios trabajen con la Casa Blanca. Incluso alaba la manera en la cual ha manejado el complejo proceso de diseño de regulaciones para la salud que siguió la aprobación de la ley en marzo.

«Permítame ser absolutamente claro: nosotros no estamos en guerra con la administración de Obama,» dice. «De hecho, en mis 15 años como el director general de Verizon, esta es la Casa Blanca más abierta y accesible que he encontrado. Somos capaces de trabajar bien juntos, como vemos ahora en asistencia sanitaria. Nos gustaría ver el mismo nivel de cooperación en el proyecto de ley de los mercados de capital, la reforma tributaria y en otras áreas».

Los defensores de la Casa Blanca también señalan al contexto mayor de la descomunal victoria de Obama en 2008 después una campaña en la que había prometido limitar los excesos corporativos de los años de Bush. Hasta los críticos conceden que su mandato incluyó llevar las riendas de Wall Street. «Los negocios dicen que Obama no comprende el negocio,» dice un consejero externo. «Pero, ¿comprenden los negocios la democracia? ¿Comprenden el papel que jugaron al producir este desplome»?

Jarrett, quien parece gastar media vida hablando por teléfono con ejecutivos, lo pone más diplomáticamente. «Tenemos dos papeles,» dice en una entrevista con FT. «El primero es fomentar un clima donde los negocios puedan invertir otra vez. El segundo, es el de proteger al pueblo norteamericano y asegurándonos de cambiar las reglas que llevaron al desplome financiero en 2008 para que nunca suceda otra vez».

Con el desempleo todavía cercano a cifras de dos dígitos, el público está en un humor angustiado – y los demócratas parecen extremadamente vulnerables en las elecciones, a mitad de mandato, de noviembre. Los hombres de negocio no están más felices. Si existe una parte de norteamérica disfrutando de una recuperación en forma de “V”, es el sector privado.

Las ganancias han subido este año por en un 36%, y es responsable de una gran participación de la economía como en cualquier etapa desde la segunda guerra mundial. Recientemente, JPMorgan anunció ganancias cercanas al doble del segundo trimestre del año pasado de $4.8mm. El grupo de aluminio Alcoa y el fabricante de chip Intel también anunciaron aumentos equivalentes.

«Hay signos positivos en la economía – muchas compañías están mostrando una fuerte rentabilidad,» dice  Jarrett. «Pero, el desempleo permanece muy elevado. Y hasta que veamos que disminuye queda un largo camino por recorrer».

A diferencia de FDR,  Obama no es odiado por la mayoría de los dirigentes empresariales. Pero, su partido atrae el desprecio de números cada vez más grandes de norteamericanos comunes. Es a ellos, más que a la Cámara de E.U., que prestará atención más cercana en los rocosos meses por venir.

Cobertura adicional por Richard Waters, Jeremy Lemer,  Henny Sender y Hal Weitzman.

Las claves

1.  El sector privado de EU

La retórica cada vez más hostil del sector privado de Estados Unidos  no deja traslucir una relación a menudo compleja de cooperación con la administración.

2.  Reformas

 Los dirigentes empresariales dicen que las reformas de salud y de Wall Street han creado una inmensa incertidumbre ya que ellas generarán cientos de reglas federales, que afectarán cómo las compañías operan.

3.  Quejas

Las quejas contra el presidente Barack  Obama pueden dividirse en tres.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE MARIA DEL CARMEN MARTINEZ

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