Con su esperado mensaje a la República del pasado lunes, independiente de las interpretaciones que especialmente quiera darle la oposición, lo cierto es que el Presidente Danilo Medina pasará a la historia como el mandatario coherente que cumplió con la palabra empeñada en el tema de la modificación constitucional para optar por una segunda reelección, evitó conmociones políticas innecesarias, sacó del escenario la incertidumbre y a partir de ahora su obra de gobierno se engrandece más, así como su vigencia política después de 2020.
El Presidente Medina resaltó que al través de tres miembros “destacados” del PLD y del gobierno les pidió que reiteraran públicamente que no se presentaría a las elecciones de 2020y en marzo de 2018 se reunió con siete compañeros aspirantes y los animó a presentar sus precandidaturas, sin embargo alega que fue víctima de ataques dirigidos a minar su amplio respaldo popular. Pero mientras esas señales se producían otras decían lo contrario, como las constantes declaraciones de los ministros más cercanos, los legisladores de su sector, así como otros funcionarios del gobierno, a tal punto que durante semanas el país estuvo en la incertidumbre por los constantes anuncios de sometimiento, sin luego materializarse, del proyecto de convocatoria a la Asamblea Constituyente.
El propio Presidente reconoció que: “Debo confesarles que, todo esto, me llevó a evaluar en algunos momentos la posibilidad de optar por un nuevo periodo presidencial, siempre dentro del marco del respeto a la ley”.
A diferencia de 2015, donde hubo un consenso a favor de la modificación constitucional, y el Presidente obtuvo una votación record, representativo del endoso popular mayoritario, lo cierto es que en esta ocasión los planetas no estaban alineados a favor de ese proceso y su postergación en el tiempo lo que hizo fue sumar más actores contrarios a la modificación.
Ya no se trataba de la oposición de un sector del partido, se había sumado de forma militante el PRM y su principal líder, Luis Abinader, el PRSC, los partidos emergentes, destacadas organizaciones de la sociedad civil, la Iglesia católica, las iglesias cristianas, hasta que finalmente nuestro principal socio comercial, los EU, manifestó su posición, primero de manera discreta y puntual a través de la embajada, hasta la llamada telefónica del Secretario de Estado, Mike Pompeo.
Lo importante es que el Presidente actuó oportunamente de acuerdo a sus principios democráticos, importante el llamado que hizo al liderazgo político con miras a las elecciones, al empresariado y al aparato productivo a mantener la confianza en el país y su compromiso de trabajar este último año con mayor ahínco y acelerando “la marcha y a profundizar los cambios”. No vamos a tener un “lame duck” (pato cojo) como se refieren en los EU a un presidente en su último año, tendremos un mandatario culminando una extraordinaria obra de gobierno.
¿Qué va a ocurrir en el PLD?
Es muy temprano, hay muchas heridas infringidas de lado y lado, el espíritu de autoconservación y temor a perder las elecciones se va a manifestar en los próximos días, quizás el Presidente aúpe uno de los aspirantes, que bueno, así las primarias abiertas serán un evento sin precedentes en el PLD y el país; también dependerá de cómo marque en las encuestas el candidato del PRM, Luis Abinader, que las actuales pronostican barrerá en las primarias y de su capacidad de aglutinar aliados políticos y sociales. En fin los procesos políticos no son lineales y así como muchos brillantes analistas se equivocaron sobre este desenlace, probablemente haya un acuerdo al final del camino que garantice la unidad y el triunfo, o quizás no, y en ese caso el 16 de agosto de 2020 habrá un cambio de mandos y eso va a significar la tormenta perfecta contra el PLD que probablemente lo lleve a la oposición por muchos años, como le paso al PRD en 1986.