En ocasión del 172 aniversario del nacimiento de la patria amada el 27 de febrero, el presidente Danilo Medina rindió su cuarta memoria con una suculencia de logros que la acera de enfrente definió como discurso de campaña, en vez de reconocerle con justicia, la exposición de una cosecha excelente, aunque incompleta y con ostensibles lacras.

El presidente Medina, que es un contra orador, que apenas si se entiende cuanto dice con la velocidad de una carretilla en una pendiente, sin la magia del atractivo, el impacto en la muchedumbre ni el carisma para sugestionar, se despachó por todo lo grande al monitorizar su gestión laudable de asistir a los pequeños taumaturgos de la producción agropecuaria con 127 “Visitas Sorpresa”, 657 proyectos y RD$16,376 millones, y RD$57 mil millones a ese sector, enfatizando que producimos el 80% de cuanto consumimos, no obstante la canasta familiar es la cuarta más cara de América Latina con un 34.8% del salario, superada por Honduras 100.05%, Bolivia 62.95% y El Salvador 49.85% (BBC Mundo, El Nacional 28-02-16).

Sacar de la pobreza a 950 mil, crear a enero 400 mil empleos, crecimiento del turismo en 8.9% produciendo US$6,500 millones, sacar de la ignorancia a 900 mil, aumento 68% a profesores, 1,155,000 clientes electricidad con 24 horas, incremento clase media de 20% en 2012 a 28.9% en 2015, inflación en 2.8%, PIB en 7%, estabilidad prima dólar a 45×1, 65% población en SENASA, construcción 3,548 viviendas, constituye una inequívoca ciclópea obra de gobierno.

De todos esos logros, los que más reditúan al presidente Medina y le endosarán cómoda la reelección son los guarismos económicos del PIB alto, prima del dólar estable e inflación baja, porque la reelección se consigue con esos parámetros.