Presidente de Banco Mundial quiere dejar su marca en temas de pobreza y calentamiento global

<P>Presidente de Banco Mundial quiere dejar su marca en temas de pobreza y calentamiento global</P>

WASHINGTON. AFP. El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, ha luchado para orientar a la institución hacia la lucha contra la pobreza y el calentamiento global, pero tiene pendiente pasar de las palabras a los hechos, afirman los expertos.   

La elección al frente de la institución de este médico estadounidense nacido en Corea del Sur, marcó una ruptura radical con los dos presidentes anteriores del Banco Mundial: tanto Robert Zoellick como Paul Wolfowitz tenían un currículum virgen en cuestiones de desarrollo.

El «Doctor Kim, menos conocido y menos controvertido que sus predecesores, asumió el cargo hace un año con toda «humildad», pero rápidamente intentó dejar su marca en la gestión del organismo, un gigante del desarrollo, que debe competir con nuevos actores (como China y agentes privados) listos a invertir masivamente en África.

«La llegada del Dr. Kim constituye una bocanada de aire fresco en comparación con los expresidentes (…) pero no se puede decir todavía que él cambia al Banco para mejor o para peor», opinó Peter Chowla, de la organización Bretton Woods Watch, que efectúa un seguimiento de la labor de la institución multilateral de préstamo.

Según una fuente interna del Banco Mundial, la personalidad y el trabajo de Kim genera opiniones divergentes: «hay quienes lo admiran y otros que estiman que está demasiado centrado en la comunicación».

Bajo su mandato, el Banco Mundial marcó la agenda al publicar un informe que advertía sobre el «cataclismo» que supone el calentamiento climático, un terreno poco habitual para la institución, que suele ser abordado por Naciones Unidas.

«El Banco Mundial tiene la inmensa responsabilidad de prevenir al planeta sobre el cambio climático», afirmó Kim en una entrevista exclusiva concedida a la AFP.  

Un desafío inmenso  

Sin embargo, este nuevo enfoque no carece de contradicciones. En su deseo de ayudar a los 1.200 millones de personas que viven sin electricidad, la institución sigue financiando proyectos de desarrollo basados en las fuentes de energía fósiles, en particular una central a carbón en Kosovo, para disgusto de los ambientalistas.  

«Será imposible orientarse desde ahora hacia un mundo sin combustibles fósiles», afirmó el presidente del Banco Mundial, quien consideró que probablemente los países emergentes que contribuyen al calentamiento global van a oponerse.

 El otro gran desafío de Kim tampoco le dará tregua. Desde principios de abril, el dirigente se fijó el objetivo de erradicar la pobreza extrema antes de 2030, reduciendo de un 21% del total de la población a 3% el porcentaje que vive con un promedio de 1,25 dólares al día.

«Esperábamos que el Banco fijara una estrategia y se centrara en su misión de recortar la pobreza. Esto sería un gran logro», estimó Nicolas Mombrial, responsable de la organización Oxfam en Washington.  

Esta meta es recomendable pero el desafío es inmenso. Esto implica que a partir de ahora, el Banco Mundial debe encontrar una fórmula para acelerar el crecimiento económico para reducir la pobreza sin dañar el medioambiente.   

Kim «está en una situación difícil», estimó Lawrence MacDonald, de Center for global development, una casa de estudios con sede en Washington. «Está justificado hacer sonar la alarma sobre el clima pero temo que sus objetivos sobre el clima y sus metas sobre la pobreza entren en conflicto».

Para el dirigente hay soluciones, pero antes debe convencer a los 188 Estados miembro y a los cerca de 10.000 empleados del banco.   

La tarea no será fácil. Según un documento interno obtenido por la AFP, Kim denunció que «la cultura del miedo», que frena las iniciativas en el seno de la organización iba a ser utilizada para justificar la inacción.

Algunas reacciones a estas declaraciones publicadas en la red interna del Banco Mundial muestran una fuerte desconfianza. «El Banco nunca fue una institución honesta consigo misma o con sus clientes», afirmó un empleado que solicitó mantener el anonimato.

 Otro funcionario se expresó en un tono no menos severo, preguntándose si acaso «el Banco está dispuesto a correr el riesgo de decirle a muchos estados miembro que son corruptos y que muchos de ellos son los principales obstáculos al desarrollo».

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