PEKIN (AP).– Cuando Hu Jintao hizo su primera visita a Washington, el entonces vicepresidente de China nunca se desvió de la línea oficial de su gobierno y funcionarios de la Casa Blanca se preguntaron en qué clase de líder se convertiría.  Cuatro años más tarde, Hu llegará a Estados Unidos con una respuesta a ese interrogante: el es ahora presidente y líder indisputado de una nación cuya rápida emergencia como una gran potencia plantea a Washington desafíos a nivel económico, diplomático y de seguridad.

Un tecnócrata cuya imagen resulta atractiva a los televidentes, pero carente de carisma, Hu, de 63 años, ha logrado combinar un tono populista con una implacable actitud hacia la disidencia. A nivel exterior, ha propiciado una política de mercado libre, y la ampliación de contactos con otros países.

El resultado ha sido que China y el partido Comunista se han convertido en una fuerza más grande que lo que muchos suponían cuando se lo designó jefe del partido a fines del 2002. «Hu Jintao ha vinculado el poder del partido Comunista con el capitalismo para robustecer el régimen unipartidista’’, dijo Ruan Ming, ex funcionario del departamento de Propaganda.

«Hay que tomar en cuenta que una de las primeras cosas que va a hacer en Estados Unidos será cenar con cien empresarios en la casa de Bill Gates’’, dijo Ruan, un autor que ahora vive en Taiwan.

Hu piensa cumplir una ambiciosa agenda durante sus cuatro días en Estados Unidos. Su viaje se registra en momentos en que hay inquietud entre empresarios, líderes políticos y el público de Estados Unidos acerca de cómo China está empleando su nuevo poder.

Su reunión del jueves con el presidente George W. Bush cubrirá una amplia agenda. Eso incluye la sobrevaluación del yuan, la divisa china, su agresiva búsqueda de petróleo en mercados exteriores, y los programas nucleares de Irán y de Corea del Norte.

La prueba real estará más allá de la Casa Blanca. En discursos y reuniones, Hu espera despejar el escepticismo acerca de las intenciones de China ante líderes empresariales en Seattle, donde realizará visitas a las sedes de Microsoft y de Boeing, y en discusiones con el establecimiento político en Washington y con la elite académica en la universidad de Yale.

Esta incursión en la diplomacia pública es bastante rara en Hu. Durante dos décadas, su fuerte ha sido la política a puertas cerradas. Hay una gran diferencia con su primer viaje a Washington, en mayo del 2002, cuando se aferró a reuniones privadas y mantuvo la línea política establecida por Pekín.