El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, anunció el sábado que se retira de la política y que abandona sus planes de postularse a la vicepresidencia en las elecciones del próximo año, cuando terminará su mandato, lo que allana el camino para que su hija presente una posible candidatura al máximo cargo del país.
Al hablar con periodistas, Duterte dijo que muchos filipinos han expresado su oposición a su candidatura a la vicepresidencia en encuestas y foros públicos.
“El sentimiento abrumador del filipino es que no estoy calificado y eso sería una violación de la constitución”, dijo Duterte. Dijo que tomó la decisión “en obediencia a la voluntad del pueblo”.
“Haré lo que ustedes deseen y hoy anuncio mi retiro de la política”, agregó.
El mandatario de 76 años, conocido por su letal represión antidrogas, su retórica descarada y su estilo político poco ortodoxo, aceptó anteriormente la nominación del partido gobernante para que buscara la vicepresidencia en las elecciones del 9 de mayo. La decisión indignó a muchos de sus oponentes, quienes lo describieron como una calamidad para los derechos humanos en un bastión asiático de la democracia.
Duterte realizó su anuncio sorpresivo de retirarse de las elecciones tras acompañar a su antiguo asistente, el senador Bong Go, quien se registró como aspirante a la vicepresidencia en un centro de la Comisión Electoral.
En Filipinas, el mandato presidencial está limitado por la Constitución a un único periodo de seis años y los opositores habían dicho que cuestionarían la legalidad del anuncio de la candidatura de Duterte a la vicepresidencia ante la Corte Suprema.
Aunque en la historia reciente dos presidentes anteriores se postularon para cargos electos inferiores y ganaron después de que terminaron sus mandatos, Duterte fue el primero en considerar postularse para la vicepresidencia. Si hubiera buscado la candidatura y ganara, habría estado en llegar nuevamente a la presidencia si el líder electo muere o está incapacitado por cualquier motivo.
La retirada de Duterte podría allanar el camino para la posible carrera presidencial de su hija Sara Duterte, quien actualmente es la alcaldesa de la ciudad sureña de Davao. Muchos partidarios la han promovido a hacer un intento por suceder a su padre y ha encabezado las encuestas de opinión pública independientes sobre quién debería liderar el país a continuación.
Duterte llegó al poder en 2016 y lanzó una ofensiva contra las drogas ilegales que causó más de 6.000 muertes, en su mayoría sospechosos de delitos menores, y alarmó a los gobiernos occidentales y a los grupos de derechos humanos. La Corte Penal Internacional investiga esos asesinatos, pero él ha dicho que no cooperará nunca con la investigación ni permitira que los investigadores de la CPI ingresen al país.