Asunción.– El presidente de Paraguay, Horacio Cartes, promulgó una nueva ley que prohíbe expresamente “el castigo físico o cualquier tipo de violencia como método de corrección o disciplina” como forma de crianza con el objetivo de proteger a niñas, niños y adolescentes.
“Esta Ley tiene por objeto la protección de niñas, niños y adolescentes contra el castigo físico y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes”, expresó la Presidencia en un comunicado.
La nueva ley estipula que toda persona encargada de la tutela, crianza, educación o asistencia de menores “tiene prohibida la utilización del castigo físico y de todo tipo de tratos crueles, inhumanos o degradantes».
En ese sentido, indicaron que en caso de tener conocimiento de un supuesto caso de “castigo físico u otros tratos lesivos” contra menores se intervendrá por parte de la Defensoría de la Niñez y de la Adolescencia y de la Fiscalía para solicitar a la Justicia la aplicación de medidas.
Entre estas, se podrá proceder a la “exclusión del hogar del denunciado hasta la guarda o abrigo, el cual consiste en la ubicación del niño o adolescente en una entidad destinada a su protección y cuidado”, dijo Presidencia.
Con esta nueva ley, Paraguay cumplió las recomendaciones que el Comité de los Derechos del niño de las Naciones Unidas (ONU) envió al país suramericano en 2010.
Asimismo, el Comité de la ONU recomendó a Paraguay aplicar una prohibición expresa del castigo corporal contra menores en todos los contextos y el establecimiento de un sistema “eficaz” para asegurar que no se produzcan abusos de poder por parte de profesionales que trabajan con menores.
El 61 % de los niños, niñas y adolescentes de Paraguay manifestó que había sido víctima de violencia por parte de sus familiares más cercanos, según un estudio de la Coordinadora por los Derechos de la Infancia y Adolescencia (CDIA) publicado en 2011.
De ellos, el 35 % dijo haber recibido violencia física grave, mientras que el 13 % confeso que había sido objeto de violencia física leve, y un 13 % expresó haber vivido violencia psicológica.
El mismo documento señala que el 76,6 % de madres y padres encuestados cree que es posible educar sin violencia, mientras que un 20,3 % no lo cree factible.