TAIPÉI.  AFP.  El presidente taiwanés, Ma Ying-jeou, se plegó ayer a las muestras de creciente indignación popular y pidió disculpas por la lentitud de su gobierno en acudir en auxilio de las víctimas del tifón Morakot, que devastó partes del centro y del sur de la isla.

«Podríamos haberlo hecho mejor y podríamos haber sido más rápidos. Pero no fuimos ni mejores ni más rápidos. Por supuesto, lo sentimos mucho», dijo el mandatario a los periodistas en el condado de Nantou, en el centro del país, una de las zonas golpeadas por el tifón.

Oficialmente, el Morakot dejó 123 muertos, pero este balance podría empeorar y superar los 500 fallecidos, pues actualmente están desaparecidas al menos 300 personas en Hsiaolin, un pueblo de la región montañosa del sur de la isla.

Ante la situación y las críticas populares, las autoridades duplicaron los efectivos usados en las operaciones de rescate en las últimas 24 horas. Ayer, unos 100,000 soldados cruzaban ríos desbordados y puentes destruidos para tratar de llegar a los damnificados aún aislados, informó el ministerio de Defensa.