El presidente de la Junta Central Electoral (JCE), Julio César Castaños Guzmán, advirtió ayer que si la Ley de Partidos y el Régimen Electoral no son aprobados en la próxima legislatura, la democracia dominicana podría colapsar e irse por un “despeñadero”, en razón de que esas normativas ya no podrían ser aplicadas para los dos torneos electorales que están pautados para el 2020.
Asimismo, sostuvo que si esas leyes no pudieran ser aplicadas la JCE se vería compelida a usar sus facultades constitucionales para reglamentar el tiempo y gasto de la campaña, así como el acceso a los medios de comunicación.
“Lo ideal sería que viniese una ley, y no que nos dejen la tortuosa tarea de hacerlo directamente de la Constitución. Los legisladores tienen la pelota en su cancha”.
A esto agregó: “Estoy viendo cómo la democracia dominicana se nos puede despeñar e ir por un desfiladero”.
De paso apuntó que los comicios de 2020 serán muy complejos, pues el voto preferencial será implementado en los municipios y distritos municipales. Esto significa que la JCE lleva una carrera contra el tiempo.
La misma advertencia fue hecha por Daniel Zovatto, director regional para América Latina y el Caribe de IDEA Internacional.
En efecto, dicho experto sostuvo que el país se ha quedado rezagado en materia electoral, pues lleva unos 15 años postergando la aprobación de las referidas leyes, mientras el resto de la región avanza en el tema.
Más aún: esa desidia es para él una “irresponsabilidad” olímpica que podría conducir a un colapso de la democracia.
Por eso urgió al Congreso a jugar su rol y refrendar, de una vez y por todas, un canon jurídico que esté a la par de las experiencias latinoamericanas.
Castaños Guzmán y Zovatto expusieron sus ideas en el panel “Selección interna de candidatos y financiamiento político y electoral”, organizado por la Universidad Iberoamericana (Unibe).
El espejo de la región. Según Zovatto, las primarias podrían ser cerradas o abiertas, pues no hay un modelo único en la región. Empero, consideró que ese tema no debe ser para resolverle un problema a ningún partido en particular, sino para robustecer la democracia.