La usura es como una carcoma que corroe el ímpetu de los productores agropecuarios y los convierte en pasto voraz de los prestamistas que se apoderan de sus tierras y relegan su condición económica y social a un estatus feudal.
El presidente Danilo Medina, en una referencia reciente a la usura, la estigmatizó como una forma de esclavitud, y ciertamente lo es, pero él tiene que liquidarla para que uno de los proyectos de su cosecha que es imposible escamotearle, las Visitas Sorpresa, completen su elíptica pletórica de logros.
Días antes del traumático proceso electoral último, conversé con mi afecto de 54 años Euclides Gutiérrez Félix en relación a este tema, explicándole sugerir al presidente Medina la conveniencia de incorporar a los productores de Visitas Sorpresa en un plan de cooperativas donde todos juntos tengan acceso a obtener además de créditos que el presidente dice les facilita, un camión para conducir sus producciones a los mercados, y liberarse de los intermediarios, otra plaga que reduce sus expectativas de ingresos, idéntico a los usureros y plagas fitosanitarias.
No he vuelto a conversar con Euclides inquiriéndole si tramitó al presidente mi inquietud, que expongo ahora, aquí, para que como un símil de un acta de alguacil, no se ignore. No se alegue que no formulé la sugerencia que intuyo que, de aplicarse, redundaría en logros mayúsculos para el gobernante y los productores.
La sugerencia es validada por un reportaje sobre el caso insertado en Listín Diario del día 13 de este mes de la reportera Lilian Tejeda, edificando del desastre especulativo que aterriza las expectativas de los productores del Valle de San Juan de la Maguana, víctimas de la voracidad usurera que los empobrece y esclaviza.