Sólo catorce palabras bastaron para entender que el presidente Danilo Medina Sánchez se embarcará nuevamente en la aventura reeleccionista: “Estoy dispuesto a pagar el precio que haga falta por servir a nuestra Patria”.
A diferencia del 2015 cuando el mandatario Medina logró doblegar a Leonel Fernández, en esta ocasión estamos ante un escenario muy distinto al pasado.
Ahora se observa un Leonel Fernández envalentonado y un grupo de cercanos colaboradores dispuestos a echar el pleito, y un fallido intento de reeditar una campaña sucia con el Quirinazo segundo que esta vez no ha dado resultado.
Danilo no las tiene todas consigo, ya que el pesado fardo del caso de corrupción Odebrecht, donde están implicado muy cercanos al mandatario, no es paja de coco que se pueda obviar en una campaña electoral.
Pero además, el presidente Medina se ha quedado corto con las expectativas creadas para el año pasado de gestión, teniendo que escurrir el bulto en temas que la población se quedó esperando el presidente abordara en su discurso de rendición de cuentas del pasado 27 de febrero..
Se ha cuestionado que no hablara de la transparencia, e incluso, no mencionó el caso Odebrecht, tratando a las gentes como tarados.
Igualmente, tema como la seguridad ciudadana, endeudamiento, entre otros, fueron dejados de lado, como si el pueblo dominicano no mereciera el respeto de su Presidente.
Por el bien del país, el presidente Danilo Medina debe desistir de ese sacrificio al que pretende someterse para evitar desasosiego y la desestabilización política podría ocurrir si trata de buscar una nueva repostulación.