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UBI RIVAS
El Monumento a los Héroes de la Restauración fue abandonado por la secretaría de Turismo como por la gobernación de Santiago de los Caballeros que eran los que por ley debieron cuidarlo y no lo hicieron, y ahora el presidente Leonel Fernández dispuso que lo hicieran la gobernación santiaguense y la secretaría de Cultura.
El presidente Fernández, estudioso de la historia, consumado lector, notable intelectual, que se empinó de la humildad mediante el culto al saber, debe disponer que esa joya arquitectónica que consagra la epopeya restauradora pase a ser una dependencia y custodia permanente de la secretaría de las Fuerzas Armadas.
Las Fuerzas Armadas son las que más sienten y le duelen la conservación de este símbolo de nuestra segunda República, joya arquitectónica, repito, ordenada construir en 1944, aniversario del primer centenario de la República, por el generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, diseñada por el arquitecto Henry Gazón y construida por el ingeniero Mauricio Alvarez Perelló.
El Monumento estaba cerrado desde hacía dos años, inconcebible, cuando ha debido estar abierto, pulcro, para que propios y extraños, con un guía, conduzca a los curiosos y les explique todos los pormenores en bustos, cuadros, armas, murales de José Vela Zanetti, que atesora.
Una cantidad apreciable de armas de la Restauración, fusiles, sables gallito, morteros, han desaparecido, el vaho a moho, la oscuridad, las alimañas, enseñorean el lugar más venerado consagrado a nuestra guerra restauradora de 1863-65.
El Monumento debe ser restaurado, suturar las ranuras por donde se filtra el agua lluvia que inunda su interior, recabar armas del museo de las FFAA y trasladarlas allí, una vez el presidente Fernández disponga de la custodia permanente, las 24 horas, por soldados de las FFAA, para que sirva de punto central de conocimiento de nuestra gesta libertaria de España.
Del siglo pasado, el Monumento fue la más señera obra arquitectónica, y luego el hotel Matún. Del siglo 19, el hotel Mercedes, la catedral y el puente de piedra de Nibaje o Marilópez, estos dos últimos, construidos por el maestro constructor Onofre de Lora.
Del siglo 17, sólo la fortaleza San Luis, construida por los españoles en 1634.
Todo vestigio arquitectónico de mampostería o de madera fue arrasado por la guerra restauradora en el Primer Santiago de América por la furia patriótica de Gaspar Polanco, Gregorio Luperón, Pedro Antonio Pimentel, Santiago Rodríguez, Benito Monción, Pepillo Salcedo y Ulises Heureaux, máximos héroes de esa gesta.
El idóneo director de Prensa de la Presidencia, Rafael Núñez, debe mostrarle al presidente Fernández la grave denuncia del estado en que se encuentra el Monumento a los Héroes de la Restauración conforme lo describe un magnífico reportaje que sobre el caso publicó el diario El Caribe del día nueve del presente mes de septiembre, que todo lo reseña con lujos de detalles.
El destacado empresario santiaguense Félix García pretende convertir a Santiago de los Caballeros en una referencia turística histórica, y la principal atracción es precisamente el Monumento a los Héroes de la Restauración, hoy en una situación deplorable por la desidia de quienes debieron cuidarlo.
El presidente intelectual, historiador, orador, que tenemos los dominicanos hoy, debe disponer, insisto, que el Monumento a Los Héroes de la Restauración sea cuidado de nuestros gloriosos institutos armados.
