BRASILIA, (EFE).- Desgastado por sucesivos escándalos y denuncias de corrupción que le tienen acorralado desde mayo pasado, el presidente del Senado brasileño, Renán Calheiros, cedió ayer a las presiones y anunció que se separará del cargo durante 45 días.
Calheiros anunció su decisión en un discurso grabado y emitido por el canal TV Senado, en el que se le vio demacrado y abatido, y en el que dijo que se aparta del cargo para demostrar de forma cabal a la nación que no precisa la presidencia del Senado para defenderse.
Afirmó que, con ese gesto, pretende dejar constancia de su claro respeto por los intereses del país y reafirmó que enfrentará los cuatro procesos con fines de destitución abiertos en su contra en el Senado a la luz del día y sin subterfugios».
Calheiros sostuvo que su trinchera de lucha siempre fue la inflexible certeza de la inocencia y de que prevalecerá la verdad, y manifestó que el poder es transitorio, pero la honra es un bien permanente».
La separación o la renuncia al cargo de Calheiros eran exigidos desde hace meses por la oposición, a la que en los últimos días se le unieron numerosos parlamentarios oficialistas.