TARIJA (Bolivia), (EFE).- Los presidentes andinos ratificaron ayer el comienzo de negociaciones para un acuerdo de asociación con la Unión Europea (UE) y el regreso de Chile al grupo, invitaron a Venezuela a hacer lo mismo y rechazaron el veto de la FIFA al fútbol a más de 2.500 metros de altura.

Pero quizá lo más relevante de la Cumbre celebrada hoy en la ciudad boliviana de Tarija es el hecho de que se haya realizado, porque tanto la reunión como la Comunidad Andina (CAN) estuvieron en riesgo cuando a fines de mayo Bolivia bloqueó la apertura de las negociaciones con la UE. El gobernante anfitrión, el nacionalista e indigenista Evo Morales, abandonó finalmente su exigencia de excluir a priori de esas conversaciones asuntos como la propiedad intelectual y las inversiones extranjeras, cuando Perú y Colombia, las dos mayores economías del bloque, amenazaron con abandonarlo.

A la XVII Cumbre Andina asistieron, además de Morales, el mandatario colombiano, Álvaro Uribe; el ecuatoriano, Rafael Correa; el peruano, Alan García, y -como invitada- la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, que oficializó su retorno a la CAN como socio comercial luego de 31 años de ausencia. En Tarija quedaron aparentemente apaciguadas las disputas sobre las negociaciones con la UE, con la promesa de que serán respetadas las “asimetrías” entre los países andinos más pobres, Bolivia y Ecuador, gobernados por nacionalistas, y los más desarrollados, Perú y Colombia, que quieren abrir más sus economías y avanzar más rápido en tratados comerciales. Los mandatarios y el representante del bloque europeo, el español Tomás Duplá del Moral, coincidieron en que el acuerdo no se limitará a aspectos comerciales, sino que involucrará asuntos como el medio ambiente, el desarrollo tecnológico y la lucha contra la corrupción. Morales, que entregó ayer la presidencia rotatoria de la CAN a Uribe, insistió en que Bolivia ve “difícil” negociar sobre compras estatales, servicios públicos como el agua, inversiones extranjeras, propiedad intelectual y patentes de animales y plantas.Por su parte, el gobernante ecuatoriano destacó que el acuerdo no será “un tratado de libre comercio”, ya que los negocios serán solo una “partecita de la integración».“Es un acuerdo de asociación, no es de libre comercio. No es un sálvese quien pueda, compitamos o aplastemos la cabeza del otro. En consecuencia, se tomará en cuenta a los países de menor desarrollo y se darán compensaciones y ventajas, como hace la UE”, apuntó Correa.