Pekín. EFE. Los jóvenes chinos dedican más de diez horas al día al estudio, muchos dicen no tener a nadie en quien confiar y la presión de sus padres para que triunfen laboralmente produce un alto porcentaje de traumas psicológicos que muchas veces derivan en la planificación o ejecución del suicidio.
Algunos todavía son niños y otros adolescentes, pero todos son estudiantes que guardaron las muñecas y los carros de juguete en un baúl para lanzarse, presionados por sus familias, a un mundo de adultos. Con el comienzo de su vida escolar aparcaron su infancia y las clases del colegio y las extraescolares de piano, inglés, matemáticas, ballet o natación se convirtieron en el único entretenimiento de su día a día.
El 78,3 por ciento de los estudiantes chinos dice pasar más de ocho horas en el colegio y un 57,7 por ciento asegura que estudian al menos dos horas en su casa tras volver de la escuela.