Presión política crece para bancos centrales

Presión política crece para bancos centrales

Former Mexico's presidential candidate Andres Manuel Lopez Obrador of the Revolution Democratic Party (PRD), speaks during a hearing in the lower chamber of the Mexican Congress, in Mexico City, on October 28, 2008. Lopez Obrador protested against a governmental project to privatize some sectors of the state-owned oil company Petroleos Mexicanos (PEMEX). AFP PHOTO/Luis Acosta

El principal responsable de política monetaria de Sudáfrica habló en nombre de sus homólogos de todo el mundo la semana pasada cuando declaró que las amenazas a la independencia de los bancos centrales de parte de los políticos ya no son sólo un “fenómeno de los mercados emergentes”.
La Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo están sintiendo la presión de los legisladores electos, mientras que India y Turquía también están uniéndose a esa tendencia.

“Existe preocupación entre la comunidad de los bancos centrales de que la independencia de los bancos centrales pueda estar amenazada”, dijo Lesetja Kganyago, gobernador del Banco de Reserva de Sudáfrica.

La amenaza podría tener consecuencias económicas reales: un estudio realizado en los años noventa por los economistas Alberto Alesina y Lawrence Summers concluyó que los bancos centrales independientes controlaban mejor la inflación sin perjudicar la producción ni el empleo.

Los mercados financieros podrían agitarse si los inversores sospechan que los bancos centrales se doblegarán ante los grupos de presión, y desviar la atención de la inflación. Esto podría hacer subir los tipos de interés a largo plazo.
Por el contrario, los funcionarios podrían sentir la necesidad de poner un sello de su autoridad aumentando los costos de endeudamiento a corto plazo a un nivel superior de lo que los incrementarían de otro modo.

A continuación, presentamos un resumen de las instituciones monetarias que están recibiendo atención no deseada de los políticos.

El presidente Andrés Manuel López Obrador está a punto de reformar el banco central de México nombrando a cuatro de sus cinco miembros para 2021. Su elección para el cargo de vicegobernador, Gerardo Esquivel, provocó cierta aprensión sobre sus puntos de vista, como la defensa de un mandato dual de apuntar a la inflación y al crecimiento.

El Banco Central de Brasil ha gozado de autonomía de-facto para decidir sobre las tasas de interés, pero no hay garantías legales que protejan a su directorio contra la intromisión política. Eso podría cambiar en los próximos meses después de que el presidente electo Jair Bolsonaro decidiera impulsar un proyecto de ley que otorga autonomía formal a la institución. El presidente del país ya no podría despedir al titular del banco central y los miembros del consejo tendrían un mandato de cuatro años aprobado por el Senado.

Casi un año después de su nombramiento, Jerome Powell ha recibido críticas cada vez más duras de parte de Donald Trump, el primer presidente estadounidense en dos décadas que ataca a la Fed.

Sólo en el último mes, Trump dijo que no está “ni siquiera un poco contento” por su elección de presidente, y llamó a la Fed un “problema mucho mayor que China”.
El banco central ha subido los tipos de interés ocho veces desde diciembre de 2015, desde casi cero, y está preparando otra subida en diciembre.

Mientras que Powell recientemente se ha mostrado más abierto a reducir el ritmo de endurecimiento el próximo año, los funcionarios de la Fed insisten en que no sucumbirán a la presión política y se basarán en los datos económicos para guiarlos.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, está a la cabeza de los ataques contra la independencia del banco central, proclamando frecuentemente sus opiniones poco ortodoxas. Ha pedido tasas de interés más bajas durante años, diciendo –contrario a todos los manuales de economía– que eso frenaría la inflación.

El banco central a menudo lo ha ignorado, elevando las tasas masivamente cuando los mercados lo obligan, pero también ha sido lento para actuar. El resultado es una inflación de aproximadamente cinco veces el objetivo de la institución y una serie de innovaciones políticas que han frustrado a los inversores.

La administración del primer ministro Narendra Modi ha presionado al Banco de la Reserva de la India para que entregue más de sus excedentes para reducir una brecha presupuestaria y posiblemente financiar el gasto antes de las elecciones del año próximo.
El gobierno también ha amenazado con invocar una ley que nunca se ha utilizado para proporcionar más liquidez y flexibilizar las reglas de préstamo en medio de una crisis por la banca informal, aunque posteriormente cambió de discurso.

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