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El presupuesto de la Cámara de Cuentas se ha multiplicado por 13 en los últimos 8 años, pasando de 32.1 millones en el año 2000 a 423.8 millones de pesos en el presente ejercicio fiscal. Este significativo aumento presupuestario, junto al otorgamiento durante el gobierno pasado de una majestuosa edificación, si bien han mejorado sustancialmente las condiciones físicas de su funcionamiento, no se han traducido en la misma proporción fortalecimiento cualitativo de su rol de fiscalización del uso de los fondos públicos.
Las declaraciones del Presidente de la Cámara de Cuentas de la RD, en un evento sobre corrupción y transparencia organizado por la USAID, en sentido de que ese tribunal no cumple adecuadamente sus funciones por que no dispone de los recursos suficiente para ejercer las atribuciones que le otorgan la Constitución y las leyes, ponen de manifiesto el descalabro institucional y la pérdida de autoridad de este órgano de supervisión.
En el año 2000 el presupuesto asignado a la Cámara de Cuentas fue de 34.2 millones de pesos, y se ejecutó el 93.9% equivalente a 32.1 millones. Para el 2001 a la entidad se le apropió una partida presupuestaria de 41.1 millones y su ejecución alcanzó los 41.7 millones. En el 2002 el presupuesto aprobado para la Cámara fue de 50 millones y su ejecución se elevó a 61.1 millones, es decir, un 122.2%. En el 2003 pese a la crisis económica la ejecución presupuestaria del órgano fiscalizador ascendió a los 100 millones de pesos, aumentando nuevamente en el 2004 a 130 millones, a 224.2 en el 2005, a 356.7 millones en el 2006 y para este año tiene aprobado unos 423.8 millones.
Como puede verse, si bien nunca es despreciable que se mejoren las condiciones y la autonomía presupuestarias de instituciones como la Cámara de Cuentas, cuya función es vital para vigilar el buen uso de los fondos públicos, no menos cierto es que el incremento constante de los fondos destinados a este órgano fiscalizador en los últimos años no se han traducido una mejoría sustancial de rol de guardián de los recursos del Estado.
La conformación de la actual Cámara tiene un origen conflictivo ya que cuando el Senado de mayoría peledeista y el Presidente Fernández plantearon la sustitución de los pasados jueces, se cuestionó la legalidad de la medida. En un caso inédito en ese tribunal varios de sus miembros hicieron campaña abierta por la reelección de Fernández y se aumentaron descomunalmente los sueldos.
Se recuerda también que una comisión del Congreso rechazó el informe sobre la ejecución presupuestaria correspondiente al año 2006 presentado por Cámara de Cuentas. Durante décadas quienes han luchado por que en la RD se fortalezcan la independencia y la institucionalidad de los entidades que tienen la responsabilidad de velar por la buena recaudación e inversión de lo fondos públicos, han visto como con cada gobierno se repite periodo tras periodo, el vergonzoso drama de la falta de independencia y la inoperancia de los órganos que tienen la función de obligar a los gobiernos a cumplir con las normas, reglas y procedimientos para el adecuado uso de los fondos del erario.
La debilidad y la incapacidad de las instituciones que como la Cámara de Cuentas, están encargadas de velar por el buen uso de los recursos del Estado, más que por la falta de recursos económicos, está determinada por el hecho de que: las personas que son designadas, generalmente son premiadas, por su afiliación y fidelidad con el presidente y el partido de gobierno, y no por su idoneidad, honestidad e independencia para ejercer el cargo.
Los argumentos esgrimidos por el Presidente de la Cámara de Cuentas, sobre la falta de fondos para cumplir su delicada y ética misión están en contradicción con el mensaje de la pagina web de la entidad en la que se resalta la honestidad del Patricio Juan Pablo Duarte que en abril de 1844, luego de regresar de su campaña por el sur en la lucha por la independencia, reembolsó al Tesoro Nacional 827 pesos que le sobraron de 1000 que le entregaron para cubrir los gastos de sus tropas.
