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En la XXIV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado recién celebrada en México, el presidente Danilo Medina reiteró el compromiso de su gobierno de estructurar un sistema de instrucción pública de calidad al cual todos (plural genérico) pudieran tener acceso. En dicho Cónclave, el mandatario dominicano manifestó que el mayor desafío que enfrenta el gobierno que preside es el de elevar el nivel de la calidad de la instrucción pública. Esa calidad a la que se refirió nuestro presidente necesariamente procura que el individuo posea un conjunto de virtualidades, una formación personal sólida, y un nuevo acervo de conocimientos diversos. También, el que en él se forje una mentalidad abierta, sin perjuicios, sin fronteras para dialogar y receptar inquietudes y planteamientos, incluyendo los que no comparta, o no sean de su particular agrado. Ante ese altísimo auditorio, en un discurso de apenas nueve minutos de duración, el mandatario dominicano describió las principales labores que en ese sector lleva a cabo su gobierno, a través de las cuales espera alcanzar los logros que se propone. Se refirió, de manera particular, a la Campaña de Alfabetización de Adultos, al ambicioso Programa de Construcción y Equipamientos de Aulas, al Proyecto de Revisión Curricular y al importantísimo Proyecto de Capacitación y Formación de Maestros (de capacitación de enseñantes diríamos nosotros). ¡Señales irrefutables de que en la República Dominicana se están sentando las bases para una profunda reforma de su sistema de instrucción pública!
En la reunión “Educación para Todos en América Latina y el Caribe”, celebrada en Lima, Perú, días antes que la Cumbre de México, a la cual asistieron ministros y delegados de los países de esta parte del mundo, se llegó a las mismas conclusiones y recomendaciones que en la Cumbre de México: “incrementar el presupuesto para la educación y mejorar la formación docente”.
Sin dejar de admitir que la política educativa del gobierno de Danilo Medina hasta ahora ha arrojado muy buenos resultados, no deja de preocuparnos el hecho de que el Presupuesto General del Estado correspondiente al año 2015 no contemple aumento alguno en las partidas presupuestarias que se habrán de dedicar al financiamiento de la UASD, ni de ninguna otra universidad pública, en desconocimiento de lo contemplado en el Pacto Nacional para la Reforma Educativa suscrito en el mes de abril próximo pasado por el presidente Danilo Medina, por sectores importantes de la sociedad dominicana, y por todo el liderazgo político nacional. Nos preguntamos: ¿De qué nos habrá de servir el disponer a corto o mediano plazo de un subsistema de educación preuniversitaria de calidad junto a otro de educación superior económicamente desatendido? El desequilibrio que un hecho como ése habría de producir en un futuro cercano conllevaría daños difíciles de reparar. En las décadas de los años setenta y ochenta del siglo pasado, vivimos una amarga experiencia. Llevándonos de las directrices del Banco Mundial y de otras agencias internacionales en esa ocasión procedimos a fortalecer la educación básica en detrimento de la educación secundaria. Esto trajo como consecuencia una serie de daños que todavía no hemos podidos reparar. ¿A dónde fueron a dar los llamados liceos diversificados? ¿Y qué de las escuelas centralizadas? Otra amarga experiencia fue la de encomendarles a las universidades la formación de quienes ejercían y habrían de ejercer oficios como el de costurera, mecánicos, cocineros, entre otros, pasando por alto el hecho de que es desde la educación superior donde efectivamente comienza a construirse la pirámide del desarrollo social de un país. Y que es a la Universidad, en nuestro caso a la UASD, la que le corresponde ser el núcleo matriz donde se forjen y produzcan los dirigentes y líderes del mañana. Acentúemos nuestros esfuerzos en función de lo que la época que vivimos demanda. No volvamos a cometer los mismos errores que cometimos en el pasado.