Presupuesto y calidad de la educación de RD

Presupuesto y calidad de la educación de RD

Durante décadas y por múltiples razones, los gobiernos dominicanos han privilegiado la inversión pública en proyectos de infraestructuras, en perjuicio de la inversión en el desarrollo humano. Aunque en los discursos políticos se insista en afirmar que: “¡Sólo la educación salva a la República Dominicana!”, los hechos confirman que independientemente de los naturales avances alcanzados, la inversión y la calidad de la educación siguen siendo bajas y nunca han sido unaprioridad fundamental del gasto público.

Resultan racionalmente  incomprensibles  los esfuerzos realizados y los recursos empleados por el Gobierno para justificar el bajo nivel de inversión presupuestaria en la educación y poner oídos sordos a los reclamos sociales para que se mejore significativamente la calidad educativa en las escuelas públicas dominicanas.

Ausencia de paranoia constructiva.  En su discurso de rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional del pasado 27 de febrero, el Presidente de la República, “Sin ánimo de jactancia”, se vanaglorió de la contribución de sus gobiernos a la educación. Cuando hacemos un balance de los logros enumerados, vemos que en su gran mayoría, los éxitos mostrados más que al desarrollo humano, han estado orientado a privilegiar la política de infraestructura sobre la calidad de la educación. Esto refleja la ausencia de lo que Andrés Oppenheimer ha llamado paranoia constructiva, y esta ausencia se concreta en una visión aferrada al pasado y considerar que lo que se ha hecho es lo máximo que se puede lograr, por lo que debemos estar conformes con lo que existe. La paranoia constructiva, por el contrario, se identifica con la obsesión por hacer las cosas cada vez mejor  y fijarse en quienes lo están haciendo  bien para superarlo.

En lugar de plantear al país qué cosas piensa hacer el Gobierno para superar el atraso y la baja calidad de la educación pública, el Presidente, y con él la mayoría de sus funcionarios y correligionarios, se empeñan en utilizar citas y frases descontextualizadas para justificar lo injustificable. Han gastado millones de dólares en contratar guruses internacionales para que encuentren los argumentos para fundamentar lo que no tiene fundamento.

Comparaciones absurdas.  Los problemas de la cantidad de recursos invertidos y la calidad de la educación en Francia no pueden compararse con los de República Dominicana. Mientras Francia invierte 7,160 euros al año por estudiante, que equivalen a casi 10,000 dólares, en nuestro país el Gobierno mal invierte 426 dólares por estudiante, es decir 23 veces menos. De qué relación inversión-calidad educativa me están hablando cuando el 61% del presupuesto destinado al Ministerio de Educación se tiene que dedicar a pagar sueldos y otra parte significativa a otros gastos de consumo. Si estamos tan bien en la educación pública, porque el Presidente y la mayoría de los funcionarios y empleados altos y medios del Gobierno y del mismo Ministerio de Educación no envían sus hijos a las escuelas públicas y prefieren pagar costosos colegios privados a los que tienen acceso la mayoría de los niños pobres del país.

Es claro que con los actuales niveles de inversión anual por estudiante, que en el mejor de los casos puede ser hasta 4 veces inferior al de países similares al nuestro y que en los peores llega a ser hasta 23 veces menos que Francia y los países desarrollados,  es imposible que podamos dar el salto de las metas cuantitativas de cobertura educativa a las aspiraciones de calidad educativa centrada en el desarrollo de las habilidades cognitivas y no cognitivas que exigen los tiempos de la hipermodernidad.

El grupo de sabios de Harvard contratados por el Gobierno y que encabezó Ricardo Hausmann, ha citado algunas de los factores, que según ellos, inciden en la mala calidad de la educación dominicana.

Dentro de estos destacan, la docencia en doble tanda y el poco tiempo que pasan los alumnos en el aula y pareciera que estos son problemas que se podrían resolver por medio de una auto-evaluación del desempeño y no construyendo más y mejores aulas y contratando más y mejores profesores. El hecho de que países con similares niveles de inversión en la educación que la  República Dominicana, obtengan mejores resultados que nosotros, nos muestra que en adición a que gastamos poco también somos ineficientes en el gasto; pero en modo alguno esta penosa realidad justifica la insuficiencia de los recursos que se destinan a la educación pre-universitaria y el incumplimiento del 4% en el país.        

Definitivamente, ¡Sólo la educación salva a la República Dominicana!, aunque sigamos destinando y malgastando el presupuesto en cualquier otra cosa. El dilema está entre el discurso y la acción.    

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Balance de logros

Cuando hacemos un balance de los logros enumerados, vemos que en su gran mayoría, los éxitos mostrados más que al desarrollo humano, han estado orientado a privilegiar la política de infraestructura sobre la calidad de la educación. Esto refleja la ausencia de lo que Andrés Oppenheimer ha llamado paranoia constructiva, y esta ausencia se concreta en una visión aferrada al pasado y considerar que lo que se ha hecho es lo máximo que se puede lograr, por lo que debemos estar conforme con lo que existe. La paranoia constructiva por el contrario se identifica con la obsesión por hacer las cosas cada vez mejor  y fijarse en quienes lo están haciendo  bien para superarlo. En lugar de plantear  que cosas piensa hacer el gobierno para superar el atraso y la baja calidad de la educación pública, el Presidente  se empeña en utilizar citas y frases  para justificar lo injustificable.

La cifra

61.0 por ciento.  Es la cifra  del Presupuesto  destinada al Ministerio de Educación que se dedica a pagar sueldos y otra parte significativa a otros gastos de consumo. RD  invierte 426 dólares por estudiante anual y Francia casi 10 mil.

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