Prevención

Prevención

Las construcciones suelen ser tomadas como uno de los indicadores del proceso de desarrollo de cualquier país, y en nuestro caso esa expresión se toma en cuenta no sólo por el número de edificaciones, sino también por la modernidad de los diseños y el desafío de las alturas.

La necesidad de ahorrar espacio y abaratar servicios ha impuesto el crecimiento vertical de las ciudades y ha obligado a revisar permanentemente las normas con tal de mejorar la calidad y resistencia de las construcciones.

Hay una constante investigación sobre el comportamiento de materiales y formas estructurales cuando son sometidas a las tensiones, vibraciones y deformaciones causadas por energías liberadas por la naturaleza, como es el caso de los sismos.

El resultado de estos estudios ha permitido establecer que unas normas que hace algunos años eran tenidas como las más adecuadas, han debido ser modificadas o desechadas para dar paso a nuevas concepciones y exigencias, para mejorar la seguridad sísmica de las edificaciones.

Hace unos meses hicimos reflexiones sobre este particular, inspirándonos en observaciones que hiciera el ingeniero Rafael Corominas Pepín, presidente de la Fundación de Ingeniería Sísmica, al participar como invitado en uno de los almuerzos semanales de los medios de comunicación del Grupo Corripio.

De sus observaciones de entonces llaman la atención premisas básicas, que se refieren a las grandes edificaciones erigidas en el país con apego a normas que hoy en día se consideran obsoletas.

II

Las grandes torres que emplean el primer nivel como parqueos basados sólo en columnas, podrían ser una trampa mortal en caso de un terremoto de cierta intensidad, señalaba en aquella ocasión el ingeniero Corominas Pekín.

Sin embargo, hay que observar que estas estructuras, en su momento, pudieron responder a normas que eran válidas, pero que han sido desechadas o modificadas partiendo de estudios minuciosos.

Aunque se reconoce que una estructura no puede ser modificada con la misma facilidad que una norma, preocupa que no se haya hecho nada para que se hagan los cambios correspondientes en aquellas torres que aprovechan el primer nivel como estacionamiento, en base a lo que técnicamente se denomina «piso suave».

Al no actuar para que se hagan estos cambios, que no entrañan grandes inversiones, nada obliga a modificar los diseños y proyectos en carpeta, y el resultado habrá de ser que habrá cada vez más estructuras concebidas bajo esa modalidad.

Debido a que no hay medios para predecir un terremoto, la prevención debe ser una tarea permanente, sobre todo en países ubicados en zonas de considerable riesgo sísmico, como es nuestro caso.

Nuestras construcciones, fundamentalmente las modernas torres, son un rasgo de progreso que debe garantizar ciertos márgenes de seguridad ante eventuales sismos.

La actualización de normas de construcción y la modificación de diseños para que cumplan ese cometido, es una molestia que debemos tomarnos como forma de prevención ante lo impredecible.

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