Prevención de enfermedades cardiovasculares

Prevención de enfermedades cardiovasculares

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo. Cada año fallecen más personas por enfermedad cardiovascular que por cualquier otra causa.

Se calcula que en 2012 17.5 millones de personas perecieron por esta causa, lo cual representa un 31% de todas las muertes registradas en el mundo. De estas muertes, 7.4 millones se debieron a la cardiopatía coronaria, y 6.7 millones, a los accidentes vasculares cerebrales (AVC)

Más de tres cuartas partes de las defunciones por enfermedades cardiovasculares (ECV) se producen en los países de ingresos bajos y medios.

De los 16 millones de muertes de personas menores de 70 años atribuibles a enfermedades no transmisibles, un 82 % corresponden a los países de ingresos bajos y medios y un 37 % se deben a las ECV.

La mayoría de las enfermedades cardiovasculares pueden prevenirse actuando sobre factores de riesgo “comportamentales”, como el consumo de tabaco, las dietas malsanas y la obesidad, la inactividad física o el consumo nocivo de alcohol, utilizando estrategias que abarquen a toda la población.

Para las personas con ECV o con alto riesgo cardiovascular (debido a la presencia de uno o más factores de riesgo, como hipertensión arterial, diabetes, hiperlipidemia o alguna ECV ya confirmada), son fundamentales la detección precoz y el tratamiento temprano, por medio de servicios de orientación o la administración de fármacos, según corresponda.

¿Qué son las enfermedades cardiovasculares? Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son un grupo heterogéneo de enfermedades que afectan tanto al sistema circulatorio como al corazón, de ahí se deriva su nombre (cardiovascular). Entre estas podemos mencionar:

• La cardiopatía coronaria: enfermedad de los vasos sanguíneos que irrigan el músculo cardiaco.

• Las enfermedades cerebro vasculares: enfermedades de los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro.

• Las arteriopatías periféricas: enfermedades de los vasos sanguíneos que irrigan los miembros superiores e inferiores.

• La cardiopatía reumática: lesiones del músculo cardiaco y de las válvulas cardíacas debidas a la fiebre reumática, una enfermedad causada por bacterias denominadas estreptococos.

• Las cardiopatías congénitas: malformaciones del corazón presentes desde el nacimiento.

• Las trombosis venosas profundas y embolias pulmonares: coágulos de sangre (trombos) en las venas de las piernas, que pueden desprenderse (émbolos) y alojarse en los vasos del corazón y los pulmones.

Los ataques al corazón y los accidentes vasculares cerebrales (AVC) suelen ser fenómenos agudos que se deben sobre todo a obstrucciones que impiden que la sangre fluya hacia el corazón o el cerebro. La causa más frecuente es la formación de depósitos de grasa en las paredes de los vasos sanguíneos que irrigan el corazón o el cerebro. Los accidentes vasculocerebrales (AVC) también pueden deberse a hemorragias de los vasos cerebrales o coágulos de sangre.

Los ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares (ACV) suelen tener su causa en la presencia de una combinación de factores de riesgo, tales como el tabaquismo, las dietas malsanas y la obesidad, la inactividad física, el consumo nocivo de alcohol, la hipertensión arterial, la diabetes y la hiperlipidemia.

¿Cómo se puede prevenir?

Está comprobado que el control adecuado de los factores de riesgo de ECV modificables y condicionantes puede detener el progreso y futuras complicaciones de las ECV; por ejemplo: dejar de fumar disminuye en un 50 % las probabilidades de sufrir un infarto agudo de miocardio (IAM) y la modificación de la dieta hacia la dieta mediterránea.

Cada persona debe ajustar su dieta a su enfermedad bajo la supervisión de un médico, pero los consejos generales son los siguientes:

• La ingesta de grasas debe ser moderada, no superando nunca el 30 % del total de las calorías ingeridas.

• Conviene sustituir las proteínas animales por las vegetales y dentro de las animales, consumir más pescado que carne.

• La leche conviene tomarla descremada en lugar de entera, así se disminuye el consumo de grasas.

• Es preferible el uso de aceite de oliva al resto de aceites vegetales y los de origen animal. El aceite de oliva es rico en ácidos grasos mono insaturados y tiene cualidades antioxidantes.

• La dieta debe ser rica en verduras, frutas, cereales y legumbres.
• Se aconseja tomar un vaso de vino tinto al día, sin exceder de los 30 gramos de alcohol.

• Disminuir el consumo de sal.

• Realizar actividad física al menos tres veces a la semana por al menos 30 minutos y realizar regularmente controles médicos, deportes.

• Alimentación sana.

¿Cuál es el  riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares?

Los siguientes factores le ponen en alto riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Es importante saber que algunos de estos factores de riesgo no tienen síntomas.

Historial familiar. La tendencia a factores de riesgo de ciertas enfermedades cardiovasculares puede ser hereditaria.

Tener a un miembro femenino de su familia cercana (la madre o hermana) que haya sufrido un ataque al corazón antes de cumplir los 65 años, o un miembro masculino (el padre o hermano) diagnosticado antes de cumplir los 55 años, incrementará su riesgo de sufrir enfermedades del corazón. Usted debe estar familiarizado con el historial clínico de su familia y debe asegurarse de compartir dicha información con su médico.

Hipertensión arterial (presión arterial alta). La presión alta causa que su corazón se esfuerce más, contribuye a bloquear las arterias y aumenta la frecuencia de padecer de angina de pecho (un dolor de pecho causado por la falta de oxígeno en el corazón) como también el riesgo de ataques cardíacos y cerebrovasculares.

Debe evaluar su presión. Si tiene presión alta, siga las recomendaciones de su médico sobre alimentos bajos en grasa y en sal, aumento de ejercicio y sobre tomar los medicamentos necesarios.

Recuerde, usted no siente los síntomas de alta presión y debido a eso debe ser evaluado por su médico. La presión alta se conoce como hipertensión y se clasifica por niveles.

Mientras más altos son los números, más seria es la condición. Un nivel de presión sanguínea de 120/80 es normal.

Un nivel de presión sanguínea mayor que 140/90, pero menor que 160/100 se considera un nivel 1 de hipertensión y requiere tratamiento.

Un nivel de presión sanguínea 160/90 se considera nivel de hipertensión 2.

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