Prevención es primero: educación ciudadana

Prevención es primero: educación ciudadana

AMPARO CHANTADA
¡Qué!… ¡que el país está preparado para enfrentar la temporada ciclónica! La Comisión Nacional de Emergencia así lo declara y da las pruebas:

1. Medicamentos,

2. 300 ambulancias,

3. aviones,

4. 60,000 de las Fuerzas Armadas

5. 60,000 policías

6. Voluntarios de la Defensa Civil,

7. 3,000 albergues

8. 500 motosierras.

No, no, estamos preparados para enfrentar la temporada ciclónica. Lo que debió decir la Comisión Nacional de Emergencias es:

1.- Hemos capacitado a 600 facilitadores ó 200 por provincia en los centros de Internet que ha instalado el Gobierno, sobre lectura de mapas climatológicos de Weather Channel, sobre clima y ciclón, sobre prevención y medidas a tomar cuando se forma en el Atlántico, un ciclón o huracán,.

2.- Esos 200 facilitadores han capacitado en cinco talleres a 2.500 personas cada uno, es decir a 50,000 personas por provincia   escogida entre los lideres de la comunidad, maestros, curas, productores, empresarios   en esa misma formación.

3.- Hemos habilitado por cada 50,000 habitantes y en todos los centros de Internet del país un centro de formación para los bachilleres de cuarto sobre lectura y análisis de Weather Channel para que las comunidades sepan leer el avance de los ciclones y se preparen para esto.

4.- Hemos identificado en todos los barrios de la ciudades los albergues con una marca especial.

5.- Hemos complementado esa capacitación sobre qué hacer antes, durante y después del paso de un ciclón, con volantes, brochures, TV y radio, y gratuitamente, al país.

6.- Hemos podado todos los árboles de las ciudades del país.

7.- La Secretaría de Agricultura, INDHRI, INAPA y Medio Ambiente han coordinado sus actividades preparándose para esa eventualidad.

8.- Todos los equipos técnicos de la CDEE y de Claro ya se han preparado.

9.- Hemos prestado particular atención a las últimas rutas seguidas por los ciclones y ya hemos capacitado a todos los miembros de seguridad de los hoteles y de los ayuntamientos del Este del país.

10.- Hemos pedido a la SEOPC que inspeccione a todos los puentes del país y confirme su buen estado.

11.- Hemos realizado en todas las escuelas y Universidades del país simulacros de evacuación.

12.- Hemos capacitado en todas las escuelas a los bachilleres de Cuarto para que lo hagan en su hogar.

13.- Todos los maestros miembros de ADP ya fueron capacitados para advertir, evacuar la escuela sin peligro o manejarla si es un centro de albergue.

14.- Ya fueron inspeccionados todos los hospitales y escuelas del país.

15.- Hemos identificado las escuelas refugios y las salidas de emergencias, tanto en caso de lluvias torrenciales como de sismo, para que la población acuda cuando lo considere o cuando le digamos.

16.- Todos los residentes médicos del país ya han sido capacitados y dotados de los medicamentos de primeros auxilios.

17.- Hemos avisado a todos los síndicos del país sobre el peligro que corren sus poblaciones ubicadas en lugares no adecuados y que las transforman en poblaciones vulnerables, para que ellos mismos se preparen en caso de lluvias aguas arriba (Jimaní, Mesopotamia, Tamayo) o de anuncio de ciclón, y puedan ser evacuadas con tiempo.

18.- Hemos formado los periodistas del país sobre qué hacer antes, durante y después del paso de un huracán, ciclón o lluvias torrenciales, para que sean nuestros multiplicadores permanentes.

19.- Por fin, en última instancia, estamos preparados para evacuar, en cualquier momento, a la población vulnerable del país, ubicada cerca de las cañadas, ríos, barrancos, zonas inundables o costeras, barrios marginados de todas las ciudades en lugares seguros, (no imitando en eso a George Bush en New Orleans).

Con todas esas acciones realizadas o proyectadas, sí se podía decir que la población y sus instituciones estaban preparadas para el paso de un fenómeno atmosférico llamado ciclón o huracán. Todo lo que se anuncia es para enfrentar los impactos del paso del ciclón o del huracán, es decir una catástrofe en una islita situada en el paso de los ciclones, como lo describió el primer obispo de Santo Domingo, Alejandro Geraldini en 1520, a su llegada a la isla.

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