Prevención o curación, ¿qué es lo ideal?

Prevención o curación, ¿qué es lo ideal?

Durante muchos años me ha inquietado el hecho de que el médico en sentido general, siempre se haya preocupado por curar enfermedades ya establecidas en vez de prevenirlas.

Siempre he pensado que en ello hay una gran cuota de responsabilidad en aquellos médicos que, como yo, nos hemos dedicado a la enseñanza universitaria y -por ende- a la formación de médicos, y hemos inculcado en nuestros jóvenes estudiantes que el médico es un ser que se forja y se forma con la finalidad de ser un luchador contra la muerte y por ello debe de luchar para retornar en sus pacientes la salud perdida.

Hoy creo que este es un craso error, ¿por qué pienso así? Pues sencillamente porque  a través del tiempo, y con una experiencia acumulada de 40 años en el quehacer médico académico y hospitalario, específicamente en la rama de la gineco-obstetricia, he llegado a la conclusión de que este concepto de la curación debe ser revisado, pues desde hace muchísimos años sabemos que es mejor prevenir que tener que remediar y curar es la expresión viva de remediar.

Somos testigos  presentes de cómo nuestros hospitales se caen a pedazos; de cómo la indiferencia de quienes siempre han dirigido la salud pública constituye el peor obstáculo para el despegue de una salud segura.

Hemos sido testigos mudos de cómo durante más de un año el Colegio Médico Dominicano y las autoridades de Salud Pública discuten, discuten y discuten y el pobre paciente sufre, sufre y sufre las consecuencias de quienes se suponen deben ser los principales soportes en los que descansa su salud, tanto física como mental,   y lo más lamentable del caso es que, sencillamente, esto continuará sin solución,   ¿por qué? Porque en este diálogo insincero siempre predominarán las promesas que no se cumplirán jamás.

Por todo lo anterior  he considerado que en países como el nuestro, enfermarse es prácticamente un pasaporte a la muerte y, por tanto, se hace necesario inculcar en nuestros médicos y en nuestros pacientes la importancia de la prevención. Es obligatorio que el médico entienda que hay que dedicarle más tiempo a la consulta médica, para comunicar, para informar sobre la importancia de prevenir y además explicar al paciente cuáles son las condiciones propias que pueden llevar a una enfermedad. Es necesario entregarles las herramientas necesarias para que puedan detectar en sus inicios lo que en el mañana podría ser la condicionante de un destino incierto.

Hoy, cuando he pasado de la actividad médica hospitalaria a la actividad médica privada, como consecuencia de una justificada jubilación, he decidido no predicar sino accionar y he iniciado al compás de estos nuevos tiempos, un encomiable proyecto para mis pacientes, que con el lema de “Envejecer en salud es una forma de prevenir las enfermedades”, proyecto que pretende dar charlas, llevar información, consultas no apresuradas, en fin, discusión con personas sanas para que ellas sean, con conocimiento de causas, responsables de mantener una vida saludable.

Para lo anteriormente señalado, he creado en la clínica Dr. Abel González Sur, una “Unidad de Prevención” para la salud de la mujer, que se dedica a  prevenir   las enfermedades primarias en la mujer, sin menospreciar en ningún momento la medicina convencional, es decir, la que se dedica a la curación, pues la prevención no es óbice para el ejercicio de esta última.

Como el área que manejamos es la Ginecología y la Obstetricia, es obvio que nuestra unidad está dedicada a la mujer y en ella pretendemos hacer prevención de las enfermedades que puedan involucrarla,  pero haciendo hincapié en que con esto no renunciamos a la medicina curativa, pues sería infantil pretender que con la primera desaparecerá la segunda.

Lo que sí podemos asegurar es que con esta unidad renunciamos al gineco-obstetra clásico, que es aquél que sólo descubre la patología, pero en innúmeras ocasiones no posee las herramientas necesarias para la solución del caso presente y por ende se ve obligado a derivar el problema a  otro  que sí está en capacidad de resolver el problema.

Por todo lo anteriormente expuesto hago un llamado de atención a la mujer dominicana para que entienda que  enfermedades como el cáncer de cuello uterino, el  cáncer de mama y osteoporosis, inconvenientes provocados por la  menopausia, y los embarazos de alto riesgo son prevenibles y por ende curables siempre y cuando sean detectadas en sus etapas iniciales, pero para ello es obligado tener un médico que posea paciencia, tiempo para dedicárselo al paciente, conocimiento y sobre todo el equipo necesario para conformar una unidad que permita la detección temprana de las patologías que puedan aquejar a la mujer.

Quiero resaltar un pensamiento importante que debe ser una condición sine qua non en el médico: a pesar de todo el equipo material que posea el médico,  no puede olvidar jamás el importantísimo papel que  juega en su función de orientador, guía y conductor de sus pacientes. Es esencial  hacerle entender que él es su amigo,  la persona que le escucha, constituyéndose en el soporte principal en el que descansa su salud física y mental.

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