Para algunos son optimistas los ingresos tributarios estimados en el nuevo presupuesto, y por derivación, conservador el déficit fiscal de 2.3% del PIB, para otros es lo contrario. Para saber dónde está la razón, es necesario analizar los supuestos que apoyan el crecimiento esperado del PIB para el 2016. La economía creció 6.4% en enero-junio 2015, siendo el consumo y la inversión responsables del 95% y el sector externo de solo 5% por dos razones. Primero, lo exportado declinó 3.3% a precios corrientes y 13.2% en volumen, no obstante el precio promedio, aproximado por los valores unitarios, aumentar 16.4%, debido a la onza troy de doré, creció 45%, de US$288.7 enero-junio 2014 a US$418.2 enero-junio 2015.
Segundo, por menores compras de bienes de consumo y materias primas, por reducción (29.6%) de la factura petrolera, no obstante el volumen aumentar (18.6%), las importaciones totales cayeron 3.6%. Estos números sugieren dos cosas, que con oferta nacional se cubrió el aumento del consumo, y bienes importados fueron sustituidos por nacionales. Habría que confirmarlo, porque de ser cierto implica que en algunos renglones aumento la productividad relativa respecto a competidores internacionales.
De 6% es el estimado de crecimiento económico más reciente para 2015, es decir, supera el 5% que se usó para proyectar los ingresos tributarios y la programación monetaria del año. Para lograrlo, como sucedió en el primer semestre, en el segundo el sector interno deberá ser el motor, porque poco o nada puede esperarse del sector externo.
Y hay razones de sobra, a nivel global se mantienen los enigmas y las incertidumbres que restringen el aumento de las exportaciones. La economía europea seguirá “decepcionante”, lo plantea el informe más reciente de la OCDE con el título Enigmas e incertidumbres. Además, y mientras no haya cambio de modelo, se mantendrá la ralentización del crecimiento chino, por desequilibrios sectoriales, como burbujas de todo tipo, sobreinversión en capital productivo, caída de rentabilidad y pérdida de competitividad.
También, el crecimiento económico esperado de 5% para 2016 deberá apoyarse en el consumo y la inversión. Como la meta es inferior al 6% de 2015, el gobierno es conservador con los estimados de ingresos tributarios, posiblemente por la enorme incertidumbre que se abre con el abandono, en algún momento este año o en los primeros meses del 2016, por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos, de la anomalía que significa tener los intereses cercanos a cero.
Si se aumenta y no genera fuga de capitales como temen el FMI, Banco Mundial y economistas internacionales, y por aportes del sector externo la economía dominicana logra superar 5% en 2016, mayores serían los ingresos tributarios, siempre que las actividades adicionales se concentren en el sector formal. Y el tipo de cambio promedio, que se estima por debajo de RD$46 por dólar a final de 2015, como se proyecta estaría alrededor de RD$47.21 por dólar al finalizar 2016.
Incluso, si el saldo neto de capitales de la balanza de pagos resultara negativo en 2016, la tasa de cambio no tiene porqué aumentar, con reservas internacionales podría contrarrestarse la salida de capitales. Para dar esa seguridad al agente económico es que el Banco Central las acumula.