Primacías dominicanas

Primacías dominicanas

Cuando es de cosas buenas, todos quisiéramos ser los primeros o los únicos. De lo dañino  desean la supremacía los inadaptados y sicópatas  que,  afortunadamente,  son una minoría. Sin embargo, los dominicanos, sin tener esas cualidades, tenemos acontecimientos actuales e históricos que, por su naturaleza aberrante, debemos recordarlos como testimonio permanente para que nuestra conciencia social se fortalezca y no se repitan:

Somos el único país que tuvo un presidente ciego que se auto-declaró sordo-mudo y que fue reelecto en cuatro ocasiones, mientras que, sin menoscabo de las dotes intelectuales del mandatario en cuestión, probablemente la comunidad internacional se preguntaba si no había en nuestro territorio alguien que viera, oyera y hablara para ser electo.

Fuimos los únicos ciudadanos del mundo que votamos mayoritariamente por un candidato caricaturizado como un loco que comía hierba e hizo un gobierno que no pudo negar la razón a sus adversarios y cuyo recuerdo gravitó poderosamente para evitar que su partido retornara al poder.

Nos gastamos un procurador general de la república que se atrevió a decir públicamente que esperaba los “infórmenes” para opinar sobre un caso y tenemos un ministro de economía que, hace dos o tres días, dijo que había que aumentar los impuestos mientras que, pocas semanas antes, satanizaba los impuestos a vicios y juegos de azar que pretendían mejorar los salarios de los trabajadores de la salud, fortaleciendo en esa ocasión las motivaciones para que tuviésemos la primacía de ser el único país en el mundo que, al anunciarse la amenaza de la gripe porcina, tenía sus médicos y enfermeras en un proceso de huelga y protestas de año y medio de duración.

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