Primarias

<p>Primarias</p>

Los partidos políticos son fundamentales para el funcionamiento de la democracia, pero la sociedad dominicana no puede estar plenamente satisfecha con el comportamiento de la generalidad de ellos.

En la práctica han sido entes de saldos negativos, con una alta responsabilidad en el clientelismo, el tráfico de influencia y la corrupción, que en unos casos toleran y en otros se genera desde sus propias estructuras  o desde algunos de sus directivos. Algunas excepciones brillan para que, afortunadamente, no se pueda decir que la oscuridad es absoluta.

Este país reclama un mejor ejercicio partidario, transparente  en el financiamiento de su accionar, que no consuma más atención y recursos de la cuenta, como ocurre ahora en que el proselitismo desborda lo razonable en el tiempo; y quienes más se aseguran el triunfo son aquellos que más dinero “invierten” y más espacio dominan para apoderarse de la mente de la gente con ilusiones y promesas que no implican siempre firmes compromisos ni esbozan proyectos serios y viables frente a la ciudadanía.

En medio de este preocupante panorama surge algo positivo: El evidente esfuerzo por mejorar la selección de candidatos en procesos internos a fin de que la voluntad popular comience por  expresarse con libertad y transparencia desde las filas mismas de las organizaciones partidarias.

Con la supervisión de la Junta Central Electoral, el Partido Revolucionario Dominicano somete  hoy a juicio popular sus dos aspirantes a la candidatura presidencial.

Una parte importante de la ciudadanía –aquella que se identifica o prefiere al perredeísmo- deberá concurrir a las urnas a expresarse de manera ordenada y sin limitaciones,.

La flamante JCE considera satisfactorio el proceso que ha conducido al PRD a esta cita con la conciencia de sus miembros y simpatizantes.

La culminación exitosa de esta contienda interna en la que idealmente no debieran tener oportunidad  el engaño ni la compra de simpatías, sería un triunfo para la democracia dominicana.

Un precedente que comprometería a los demás partidos con la limpieza  y la buena organización que deben caracterizar las consultas de primarias  a partir de este momento.

Mucho se critica la lentitud con que las principales organizaciones políticas del país reforman  sus  mandos. Se trata en muchos casos de estructuras inmóviles, con la sempiterna presencia de gente que debería dar paso a sangre nueva, porque este país pide a gritos una regeneración de la política. Un cambio que debe ser impulsado mayormente por procesos en los que se puedan escuchar diáfanamente las voces de las masas adscritas a esos partidos.


Triunfo aguilucho
El cetro de Campeones del Béisbol Dominicano –el deporte número uno del país- fue conquistado antenoche por el equipo Aguilas Cibaeñas, representativo de la orgullosa y progresista comunidad de Santiago de los Caballeros y de la nutrida fanaticada de una parte del país.

La enseña amarilla está de júbilo y la corona que  la ciñe es muy merecida.

Se trata de un triunfo de la calidad y una derivación del trabajo profesional y entusiasta de los directivos y jugadores, respaldados por un público que llenó estadios o siguió con interés, por los medios electrónicos  y la prensa  escrita, las incidencias de la justa dedicada este año al gran pionero  dominicano de las Grandes Ligas Osvaldo Virgil.

Reconocimiento a Las Aguilas; han vencido en buena lid. Les viene ahora el compromiso de representar el país en la Serie del Caribe a celebrarse en San Juan Puerto Rico.

Ahora las “cuyayas” nos pertenecen a todos: del mamey  pasaron a lo tricolor de la Enseña Nacional. Éxito.

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