Fue por lana y salió trasquilado. Eso le sucedió a Juan Gabriel Díaz, ya que en su intento por probar que no había estafado a tres bancos dominicanos, como se le acusaba, fue sentenciado a diez años de prisión, al determinarse en el tribunal que tenía diez cédulas de identidad y electoral.
Con gran dominio de la palabra se presentó ante el Primer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional, que preside Antonio Sánchez y que integran Gisselle Méndez y Teófilo Andújar. Dijo tener excelente crédito. Se trataba de la misma persona que llevaba a la Junta Central Electoral (JCE) distintas actas de nacimiento para obtener cédulas falsas.
Gabriel Díaz tenía su abogado, pero decidió hacer una especie de su propia defensa, debido a que aceptó ser él quien narrara los hechos, todo para negar que estafara a los bancos BHD), León y Nueva Escocia. Los abogados de estas entidades indicaron que iniciaba relaciones con un depósito importante, luego le entregaban una tarjeta de un crédito elevado y más tarde, un préstamo, con el que empezaba el problema. Fue condenado por violar la Ley de Cédula porque los abogados se concentraron en demostrar las múltiples identidades.