Primer ministro italiano desafía a sus propios aliados

Primer ministro italiano desafía a sus propios aliados

ROMA. El primer ministro italiano trabaja con la camisa arremangada y muchas veces sin corbata. Y Matteo Renzi, en plena misión para revivir una economía moribunda, trae consigo su estilo arrollador a un enfrentamiento con los arraigados vínculos entre la izquierda política de Italia y sus influyentes sindicatos de trabajadores.

Renzi, de 39 años y de tendencia centro-izquierda, encaró a su propia camarilla política al acelerar un plan para facilitar el despido de trabajadores, lo que lo llevó a un enfrentamiento con los líderes sindicales, otrora fieles aliados de su Partido Democrático. A diferencia de Renzi, muchos demócratas se iniciaron en la política en el que llegó a ser el Partido Comunista más grande de Occidente.

Su desafío se tornó más urgente el viernes ante las cifras de la Unión Europea que muestran una contracción constante en la economía italiana, pese a que los manifestantes marcharon en contra de la reforma laboral en Milán y varias ciudades más.

La principal estrategia de Renzi es la ley del trabajo —un plan de acción que pregona casi todas las noches en programas de debate y durante el día en actos políticos en fábricas de norte a sur del país. Mientras se abre paso por el Parlamento, la legislación incluye un argumento que a los italianos regularmente no les agrada escuchar: el facilitar los despidos de trabajadores alentará a las compañías a contratar.

Un sábado reciente, el sindicato más grande de Italia, el CGIL, saturó las calles de Roma con cientos de miles de manifestantes, algunos de ellos ondeando banderas rojas del Partido Comunista. Los líderes sindicales se hallan sorprendidos por la negativa de Renzi a negociar, una atrevida forma de romper con una práctica del gobierno que por más de una década cortejó a los líderes sindicales e industriales antes de lanzar iniciativas económicas.

Esta semana, el sindicato, molesto porque Renzi no cede, hizo un llamado a una huelga a nivel nacional para el 5 de diciembre. En Italia es tan difícil despedir a un empleado que los empresarios dicen en broma que incluso robar dinero de la caja registradora no garantiza ser despedido.

Es una carga para la economía dado que muchas empresas no aumentan su personal ante el temor de que no los puedan despedir ante una mala situación económica. El personal de Renzi rechazó las peticiones de The Associated Press para una entrevista con el primer ministro. Un sondeo publicado el 2 de noviembre en el diario Corriere della Sera indicó que el 54% de los italianos confían en Renzi.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas