Primer Plano

Primer Plano

El realizador chicano Robert Rodríguez ha cimentado su carrera en torno a dos habilidades, su gran facilidad para convertir filmes de presupuesto mínimo en grandes éxitos de taquilla, y su amplio talento de hombre orquesta, que le permite encargarse personalmente de casi todo, desde la dirección, la fotografía, el montaje, la música, etc. “El mariachi”, su primer filme lo lanzó al estrellato de la industria fílmica.

Sus filmes se caracterizan por un indudable amor por los géneros aparentemente menores (terror y ciencia-ficción clase B, cine de aventuras, cine infantil, el spaghetti western, policíaco). Y por la inverosimilitud como clave de lectura de sus películas.

El caso de este realizador es sumamente curioso y atractivo, hace alrededor de diez años que Rodriguez, con tan sólo 7,000 dólares realizó su primera película y con esta logró imponerse en la gran industria del cine, desatando una guerra de productores y empresas cinematográficas que querían contratarlo.

Aunque, Rodriguez posee una formación universitaria, al parecer gran parte de su conocimiento se lo debe a las largas horas que pasó desde temprana edad en las salas de proyección.

El realizador nació el 20 de julio de 1968 en Austin, Texas. Mostró sus inclinaciones artísticas desde muy temprana edad. En el quinto año de primaria realizaba sus propios dibujos en un viejo diccionario y en cuadernos. Esto lo hacía muy popular entre los demás niños. En octavo año, luego de ver “Rescate en Nueva York”, de John Carpenter, decidió junto a un grupo de amigos, realizar películas con la vieja técnica del fotografiado cuadro por cuadro.

En el año 1979 su padre le regala una vídeo casetera y una cámara con la que registró, editó y musicalizó, desde pequeñas películas en las que participaban todos los integrantes de su familia hasta pequeños cortos de ficción protagonizados por sus muñecos. Luego su padre compraría otra vídeo casetera, por lo que Robert contaba ya con un pequeño estudio en su propia casa.

Su secundaria la realizó en un internado, en el cual nunca dejó de hacer películas, acaparando todo su tiempo libre para dicha tarea. Al finalizar la secundaria, obtuvo una beca para estudiar en la Universidad de Texas, en Austin, lugar en donde se impartía un curso de cine. Pero al no aprobar las demás asignaturas no podía acceder a las clases del Departamento de Cine. Decidió tomar clases de arte para elevar su promedio, por lo que se presentó en el periódico “The Daily Texan” como dibujante.

Allí desarrolló una historieta diaria llamada “Los Hooligans”. También realizó una serie de cortos denominados “Austin Stories”, con los cuales ganó varios premios, además de permitirle, finalmente, el ingreso a la clase de cine. En dicha clase realizó “Bedhead”, corto de ocho minutos de duración. Los premios y el prestigio no se hicieron esperar, lo que le permitió la invitación a presenciar el rodaje del filme de Alfonso Arau, “Como agua para chocolate”.

Cuando decide realizar su primer largometraje, se encuentra con un grave problema, la falta de dinero para financiar su proyecto, un comentario de alguien llega a sus oídos: existe un establecimiento en donde se experimentan medicamentos nuevos en personas sanas. Rodríguez no lo duda y se anota en la con la intención de conseguir algo de dinero para su película. Esto lo repetiría varias veces. En el lugar comenzó a desarrollar un guión sobre un mariachi mexicano que se ve envuelto en medio de una guerra de mafiosos. El resto es historia.

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