Primera “fumata negra” es recibida con decepción y sorpresa en plaza San Pedro

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Fumata negra en el Vaticano. Fuente externa.

CIUDAD DEL VATICANO. AFP. La primera jornada del cónclave histórico para elegir al sucesor del papa Benedicto XVI terminó con un espeso humo negro en la chimenea de la Capilla Sixtina, anunciando al mundo la falta de resultado en la primera votación de los cardenales.

  Los miles de fieles, turistas y curiosos que, armados de paraguas, se congregaron en la plaza a última hora de la tarde de este martes bajo una persistente lluvia para asistir a este momento excepcional, recibieron con exclamaciones de decepción la fumata, cuyo color no dio pie esta vez a ninguna duda.  

«Estoy decepcionada pero aún así fue una sensación increíble tener una señal de lo que pasa en el secreto del cónclave», dijo la hermana Barbara, una monja de Nueva York.   Los 115 cardenales electores de 51 países de los cinco continentes volverán a votar el miércoles, dos veces por la mañana y otras dos por la tarde, a menos que alcancen un resultado antes.  

Los purpurados «están en óptima forma», dijo el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, que presenció su ingreso en el escenario principal del primer cónclave con un papa vivo.   «El ambiente era muy serio y religioso», comentó.

El propio Lombardi había advertido el lunes que el resultado de la primera votación iba a ser probablemente negativo.  

En ausencia de un favorito claro, se barajan una decena de nombres de cardenales, todos ellos conservadores, como el italiano Angelo Scola o el brasileño Odilo Scherer, considerado el candidato de la curia y que podría convertirse en el primer Papa de América.  

La secular ceremonia del cónclave comenzó a las 16H31 GMT, cuando se cerraron las puertas de la Capilla Sixtina y los purpurados quedaron completamente aislados del mundo exterior bajo los magníficos frescos renacentistas de Miguel Ángel.  

Vestidos con sus paramentos rojos y el birrete cardenalicio, los «príncipes de la Iglesia» juraron guardar, so pena de excomunión, silencio sobre todo de lo que  ocurra en su interior.  

La duración del cónclave es incierta, aunque si la historia del último siglo sirve de referencia, no debería prolongarse más de cinco días.  

La única indicación que se tendrá fuera de lo que ocurre dentro del cónclave será el humo que desprenda la chimenea de cobre situada a la derecha de la basílica de San Pedro, donde suelen congregarse tradicionalmente numerosos fieles.  

Cuando un candidato alcance los 77 votos necesarios para ser elegido y acepte asumir la responsabilidad, el humo será blanco y estará acompañado por el repique de las campanas de San Pedro.

 Vigilando la chimenea

A pesar de las cortas pero intensas lluvias durante toda el día, los fieles permanecieron en San Pedro, primero para seguir la misa en pantallas gigantes y luego para observar con una mezcla de curiosidad y expectación la chimenea.  

«La iglesia tiene dos almas, la parte de la fe y la parte política», explicó un joven latinoamericano, empleado del Vaticano, que pidió no ser identificado porque en «el Vaticano no hay sindicatos».  

Según este guía turístico, la Iglesia tiene que volver al Concilio Vaticano II, que en los años 1960 modernizó la Iglesia. «El programa está ahí, sólo hay que aplicarlo», afirmó.   Otros católicos eran más reservados sobre el perfil del nuevo Papa.

«Se dicen muchas cosas de la Iglesia pero mi experiencia es la cercanía con la gente», explica Sergio Vázquez, un sacerdote de Ciudad de México, uno de los países más católicos del mundo.  

Durante la misa, el decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano, había pedido «humildad», «unidad de a Iglesia» y «cooperación» con el futuro pontífice. 
 
Tras la misa, un torrente de sacerdotes y de monjas salen sonrientes de la Basílica, entre ellas muchas misioneras de la caridad, la orden fundada por Madre Teresa de Calcuta, o monjas de la orden de las Brigidinas, con su peculiar corona blanca con cinco puntos rojos, que representan las llagas de Cristo en la cruz. También se vieron algunos fieles de rodillas, rezando en silencio, rodeados por curiosos y cámaras de televisión.  

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