Primera candidata ciega al Congreso egipcio encarna lucha contra marginación

Primera candidata ciega al Congreso egipcio encarna lucha contra marginación

El Cairo,  (EFE).- Por primera vez en la historia del milenario Egipto, una mujer ciega de nacimiento se presenta como candidata a diputada en las elecciones legislativas del país, con la ilusión de rescatar de la marginación social a los discapacitados.

Tagrid al Manharaui, de 29 años, es profesora de inglés en un colegio de invidentes y representa al partido islamista moderado Al Wasat por un distrito de la provincia de Beni Suef, unos 120 kilómetros al sur de El Cairo.

Su candidatura, que se decidirá en la segunda fase de los comicios que se celebra esta semana, abre la puerta a que los ciegos y otros colectivos de discapacitados tengan una mayor visibilidad en una sociedad que los ha mantenido tradicionalmente en el olvido.

«Me motivó a presentarme la marginación por parte del régimen anterior de todos los estratos sociales, especialmente de los discapacitados», explicó Al Manharaui en una entrevista con Efe.

La joven se unió a Al Wasat el pasado septiembre porque el partido se creó sobre los principios de «igualdad de oportunidades y no discriminación».

Al Wasat, que obtuvo en la primera etapa de las elecciones un 4,3 % de los votos, propuso a Al Maharaui una plaza en sus listas por la destacada labor social que ha desarrollado en los últimos años.

No es la primera vez que la candidata recibe una oferta de este tipo, ya que el disuelto Partido Nacional Democrático del expresidente Hosni Mubarak también le planteó la posibilidad de representar a la formación.

«Lo rechacé totalmente porque discrepaba con ese partido intelectualmente y en todas sus políticas», remarcó la candidata, que señaló que si ahora se presenta es también para luchar contra «la gran corrupción» que caracterizaba al antiguo régimen.

Para Al Manharaui, su candidatura en estos comicios supone un mensaje para todas las personas discapacitadas, a las que aconseja no caer en el desaliento porque su condición «no es un defecto».

«Si resulto elegida en el Parlamento animaré a mis compatriotas discapacitados a practicar plenamente sus derechos para que la sociedad los integre», subrayó.

En ese sentido, la profesora espera que los electores colaboren con ella «como un ser humano que tiene todos los derechos y deberes, sin tener en cuenta su discapacidad».

Pese al limitado apoyo que su partido -una antigua escisión de los Hermanos Musulmanes- ha obtenido hasta ahora, Al Manharaui se mostró optimista en cuanto a sus posibilidades de alzarse con un escaño ya que durante su campaña ha percibido «un gran respaldo de la gente».

Su programa político incluye la promoción de enmiendas a la Constitución para acabar con los poderes absolutos que ostentaba el presidente de la República y para que el Parlamento tenga derecho a pedirle cuentas de sus actos.

Otro de sus objetivos es impulsar reformas en la agricultura, la sanidad y la enseñanza porque, en su opinión, «las políticas del antiguo régimen en esas áreas fueron un fracaso».

La candidata señaló que su prioridad serán las clases baja y media, así como los discapacitados, por quienes trabajará para aumentar sus oportunidades laborales y de rehabilitación.

Al Maharaui confía en las capacidades de este colectivo y en las suyas mismas para desempeñarse como diputada y representar «muy bien» a todos los egipcios.

«Por supuesto que puedo», aseguró de modo contundente la joven ciega, quien recordó que su labor social le ha ayudado a ganar experiencia en actividades similares al trabajo político.

La candidata aspira a trabajar por todo el país, pero no oculta su inclinación por continuar con su lucha en defensa de ciertos colectivos: «El tiempo de subestimar a los discapacitados ha terminado», afirmó.

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