Primeras damas

Primeras damas

POR CLAUDIO ACEVEDO
Casi en todo el mundo, el título de Primera Dama es asignado a la esposa del primer mandatario o en su defecto, a alguien que cumpla ese rol en actividades oficiales. Cuando el presidente es soltero, esta titulación suele otorgarse a familiares cercanos del Presidente (madre, hija mayor o hermana), como el caso de Evo Morales, quien designó a su hermana mayor, Ester Morales, como Primera Dama de Bolivia.

¿Y si es la mujer la Presidente? En este caso su marido es designado como el Primer Caballero.

Las primeras damas por el solo hecho de serlo son focos de atención pública, no importa el país ni el tipo de régimen. La gran mayoría de ellas no trascienden el interés de la crónica social, la cual se ocupa de sus detalles superficiales tales como los diseñadores que las visten, los zapatos que calzan, los accesorios que las adornan y los eventos a los que asisten.

Esto último quedó confirmado en la Cumbre Extraordinaria de las Américas, realizada en Monterrey, México, el 12 y 13 de enero del año pasado. En la ocasión, tanto la prensa local como la continental destacaron más la “apariencia de las primeras damas” que proyectar los motivos que las congregaron y los trabajos que efectuaron en las reuniones paralelas a las de los jefes de Estado y de gobierno que allí se encontraban.

Todo esto, a pesar de la relevancia de los temas que trataron estas notables mujeres, entre los cuales se citan el avance pandémico del Sida, el agravamiento de la pobreza en el continente y la pertinencia de desarrollar programas de género en los gobiernos de la región, temas que fueron desdeñados por la prensa.

Sin embargo, los espacios de los medios de comunicación sí fueron pródigos en resaltar las apariencias, el vestido, la belleza, el glamour, el estilo o el peinado, como si fuesen meros personajes de pasarelas. Tal centralización en su presencia física, el maquillaje o imagen, sin duda debió pareceles ofensivo a las así llamadas “primeras damas”. Con las excepciones que confirman la regla, los medios dejaron a un lado sus discusiones, ideas y aportaciones en las reuniones paralelas, de las que nunca se supo sus conclusiones y propuestas finales.

En contraparte con la vida discreta y apagada de la mayor parte de las señoras de los presidentes, las hay hiperactivas, con papeles protagónicos en la vida social y política, como el caso de la controversial esposa del presidente Fox, Marta Sahagún, cuya fuerte presencia mediática opaca muchas veces la figura del titular del Poder Ejecutivo, originando bromas sobre quién realmente lleva los pantalones en el ejercicio del mando en aquella nación.

En este sentido, el dirigente zapatista Subcomandante Marcos criticó recientemente a la primera dama mexicana, al señalar que su exceso de atribuciones en el Gobierno, extralimitan a sus verdaderas funciones.

“¿O no es criminal que la señora Martha Sahagún de Fox, esposa del señor Fox, que dice que es presidente de la república, se ostente o sea, se maneje como si tuviera un cargo público, si nadie la eligió?”, dijo Marcos.

La formación, capacidad, visión y brillantez intelectual de Hillary Clinton avalaron su papel extraoficial como consejera presidencial de su esposo, el señor Bill Clinton. Se dice que su influencia era tan decisiva en las decisiones de Clinton, que muchos de los colaboradores más cercanos del expresidente recelaban de este influjo.

Pero la señora Hillary se cuidó de ser sindicada como usufructuaria de beneficios y privilegios asociados a su condición de Primera Dama. Todo el tiempo evitó dar la más mínima impresión que sugiriera un aprovechamiento de su envidiable estado civil para agenciarse por esa vía ventajas profesionales y/o personales que riñeran con las estrictas normativas eticas que rigen en Norteamérica.

Por esta razón, los cazadores de pifias no pudieron encontrarle nada moralmente objetable que la indispusiera con el electorado neoyorquino.

La actual senadora del Estado de Nueva York fue una practicante convencida del dicho que reza que “la mujer del César no sólo debe ser honesta sino que debe parecerlo.”

Y en el pasado, Evita Perón le dio el toque femenino al liderazgo caudillesco del General Juan Domingo Perón en Argentina, quien gobernó a dúo con su esposa, la cual le endosaba al gobierno peronista la popularidad ganada por ella a fuerza de duras batallas políticas. Hasta donde se sabe, Evita no se mezcló con nada que contaminara la imagen impoluta que labró en el pueblo argentino.

En contraparte, hay otras que se convierten en sombras casi anónimas del Presidente, relegadas a la intimidad de la alcoba presidencial, como Nancy Reegan y Bárbara Bush, en sus tiempos de Primera Dama.

Pero, ¿de dónde viene el uso de este término? dejemos que nos conteste la enciclopedia digital De Wikipedia:

“El título de Primera Dama, originario del término italiano prima donna correspondiente a la protagonista de una ópera, es utilizado en muchas repúblicas. En países con gobierno monárquico (ya sea solo absoluto o constitucional), el calificativo de Primera Dama no es utilizado, ya que está la Reina y el Presidente o Primer Ministro se encargan sólo del gobierno administrativo.”

Ampliando la respuesta, la citada enciclopedia nos dice:

“El primer país en utilizar el cargo de Primera dama fue Estados Unidos, y por la influencia política y cultural de este país, se ha extendido el cargo a casi todos los países republicanos del mundo, incluyendo toda América Latina.”

En lo que concierne a Hispanoamericana, el reconocimiento a la esposa o a la hija mayor del Presidente, con la dignidad de Primera Dama, se dice que tuvo su origen en Argentina a mediados del siglo XIX, durante la dictadura de Juan Manuel Rosa. La hija de este dictador, Manuelita, hacía obras caritativas -por medio de una entidad que la gente llamaba Ministerio de la Misericordia-, con el propósito de agenciarle apoyo popular a su padre.

Ahora bien, ¿cuáles son las funciones de una Primera Dama?

En la mayoría de los países no están definidas constitucionalmente, pese a que la práctica y la tradición han establecido el cumplimiento de funciones protocolares. Se citan entre éstas la de acompañante del Presidente en viajes relacionados con asuntos de Estado, participar activamente en instituciones, recepciones y ceremoniales oficiales.

Fuera de éstas que se han hecho costumbre y de hacerle honor a su condición, no tienen ninguna otra función en específico ni ningún otro privilegio amparado por la ley o por algún “manual estatal” que le confiera atribuciones especiales por encima de los demás ciudadanos.

En torno a esto, veamos lo que nos dice una Primera Dama que actualmente está en pleno ejercicio de sus funciones, la señora Vivian Fernández de Torrijos, esposa del Presidente de Panamá, en su discurso “100 años de Primeras Damas”: “Si en este momento le preguntáramos a 100 personas de la calle cuál es el papel de una primera dama, seguramente recogeríamos 100 respuestas distintas.”

“Al no existir un rol específico, con funciones claramente delimitadas, cada mujer cuyo esposo alcanza la presidencia de un país le da un matiz personal a su actuación como Primera Dama. A lo largo de la historia mundial las hemos visto domésticas y caseras, tímidas y celosas de su privacidad, dinámicas y extrovertidas, gestoras y propulsoras de proyectos que ayuden al desarrollo de su país, polémicas, controversiales, egocéntricas y hasta intrigantes.”

“Queridos amigos, al no haber una respuesta específica a la pregunta de cuál es el papel de una primera dama, sé que están esperando que comparta con ustedes mi propia interpretación de ese papel.”

Lo que a continuación afirma la señora De Torrijos dice mucho sobre si la calidad del escueto título de Primera Dama confiere por sí solo el compartimiento y manejo de responsabilidades relacionadas con políticas estatales:

“Muy bien. Primero, quiero decirles que yo no llegué a esta posición por mérito propio. El pueblo no me eligió a mí, eligió a mi esposo, Martín Torrijos. Es el quién desarrolló una propuesta política valiente y sincera, y quien conquistó la voluntad popular para alcanzar el sitio que hoy ocupa. El es quien recibió sobre sus hombros la responsabilidad de dirigir el destino de nuestro país.”

No obstante esto, hay algunos países que como Perú sí le han dado asiento constitucional al Despacho de la Primera Dama, con funciones y atribuciones bien identificadas en la ley de leyes. Así la Carta Magna peruana dice en el Subcapítulo II: Dsespacho de la Primera Dama:

Artículo 21. El Despacho de la Primera Dama es órgano de Apoyo del Despacho Presidencial que tiene como función principal, la de coadyuvar en la búsqueda de soluciones a la lucha contra la pobreza, la revalorización del patrimonio cultural, y del pluralismo cultural y lingüístico de nuestro país; así como servir como entidad de enlace con instituciones gubernamentales y no gubernamentales en materia de desarrollo humano.

Artículo 22.- El Despacho de la Primera Dama está a cargo de un Gerente, quien cumple las siguientes funciones básicas:

a) Promocionar proyectos y programas destinados a la lucha contra la pobreza.

b) Tramitar los requerimientos formulados al Despacho Presidencial vinculados con temas sociales y/o asistenciales, coordinando con los distintos sectores de la Administración Pública la derivación de las solicitudes según sus competencias, organizando y manteniendo un sistema de información y seguimiento.

c) Establecer relaciones y coordinaciones cuando corresponda, con las entidades públicas y privadas para promover la solidaridad y concretar el apoyo social.

d) Canalizar, en coordinación con la Secretaría General de la Presidencia de la República, las donaciones que reciba el Despacho Presidencial.

e) Coordinar y planificar las actividades protocolares en que participe la Primera Dama, tanto en el interior como en el exterior del país.

f) Otras que se le asignen.

Artículo 23.- La Gerencia del Despacho de la Primera Dama, para el mejor cumplimiento de sus funciones, estará conformado por los siguientes órganos:

a) Oficina de Consejeros.
b) Oficina de Asesoría Legal.
c) Oficina de Prensa.
d) Oficina de Administración.
e) Oficina de Acción Social.
f) Oficinas Descentralizadas 

También en Chile, el Despacho de la Primera Dama, cuenta con un amparo institucional que le reconoce papeles protocolares. Desde 1925, aproximadamente, cuenta con su propio gabinete y presiden una serie de instituciones y fundaciones de ayuda y asistencia social. Tales como CEMA CHILE (entre 1973-1990), Fundación Integra, PRODEMU, Fundación de la Familia, Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile.

En nuestro país, las funciones de la primera dama de la Nación no están estipuladas en reglamento alguno, pero tradicionalmente se ha encargado de promover y desarrollar obras y proyectos de carácter social.

Además de esos papeles, en teoría no ejerce ninguna otra función, aunque puede desempeñar otras responsabilidades discrecionales, siempre y cuando sea delegada por el Presidente de la República. Se podrá alegar que es absolutamente legal el uso del presupuesto públicos para la oficina de apoyo a la llamada Primera Dama. Legal, tal vez, pero que sea legítimo es algo debatible.

 La Primera Dama en acción caritativa representa una extensión de la imagen presidencial en papel de redención. No es ella la que se ve en el fondo sino quien está detrás de todo lo que hace.

Guiados por esta percepción, en Nicaragua los diputados tomaron la decisión de quitarle al Despacho de la Primera Dama los fondos asignados por la Lotería Nacional para programas que favorecían a las mujeres cancerosas. Esto lo hicieron por revanchismo político contra el presidente Bolaños, basándose en el alegato de que el Despacho de la Primera Dama no tiene sustento legal y cumple funciones que le corresponden a los ministerios de Salud y de la Familia.

Actualmente, en México, la Primera Dama de ese país está siendo acusada de apoyarse en sus funciones para favorecer empresas e intereres relacionados con sus hijos y su entorno familiar. Esto ha llevado a Fox a salir a defender públicamente “a la esposa” dejando de lado la posible culpabilidad de la “funcionaria” que es al mismo tiempo la Primera Dama.

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