Primeros 100 días de Celso Marranzini en la CDEEE

Primeros 100 días de Celso Marranzini en la CDEEE

Es difícil entender las políticas gubernamentales contemporáneas, es como si ya no hubiera estrategias definidas.

La historia de beneficiarlas con la duda ha quedado sepultada en montañas de fracasos y decepciones. Sin embargo, esperamos la tregua de los 100 días entendiendo la casi igual cantidad de veces que repitió “no soy mago”. Pero a todo le llega su hora y, en este caso, no hay forma de eludir la sensación de la administración de Marranzini parece ser arrastrada a un destino incierto. Ya el padre José Luis Alemán había sido decepcionado de la misma forma cuando pasaba revista a la época en que Marranzini había presidido el Consejo Directivo en 1996-1997 (ver “Transparencia, credibilidad y desprestigio”, Hoy Digital, 3 de marzo de 2006).

Signos Ominosos

La página web de la CDEEE ha sido modificada. Ahora se ofrece más circo y menos substancia. Por circo quiero decir nóminas, compras, gastos menudos, declaraciones juradas, informes de generación diarios y notas de prensa auto-congratulatorias. Por substancia me refiero a contratos (por ejemplo, el de la nueva planta LAESA cuya inauguración se anuncia), estados financieros (los de auditores externos, por supuesto), detalle de costos de proyectos hidroeléctricos y de transmisión (que ha sido objeto de intenso debate sin que la empresa suelte prenda) y los informes mensuales de desempeño del sector eléctrico que constituyen compromiso con el Banco Mundial y el FMI desde 2005 (a menos que eso haya cambiado con el nuevo acuerdo y solo por presión externa fueran publicados hasta septiembre). La táctica ha dado buen resultado, solo he leído elogios, nadie se había quejado. En balance, medido por el monto de transacciones que se publican, sorprendentemente, ha habido una pérdida neta en transparencia.

No se han anunciado cambios en los consejos de administración de las empresas, y sus administradores siguen siendo los mismos políticos de siempre, lo cual sugiere que Marranzini no puede esperar más que la acostumbrada y bien documentada incompetencia. Para que se entienda correctamente, el significado de incompetencia en estos tiene un indicador muy preciso en estos casos y se refiere a cuando la hoja de vida de la mayor parte de los consejeros no establece experiencia previa académica, profesional o empresarial en el negocio eléctrico.

Existe un sinnúmero de otras pequeñas cosas que inquietan. Uno, se han descuidado deudas elementales con gran potencial de perjuicio como el caso de la oficina comercial de Edesur en Pedernales, por lo que se verificó el vergonzoso espectáculo de desalojo con orden judicial por acumular 41 meses de atraso en el pago del arrendamiento. Dos, el Banco Mundial y el BID entregaron el plan pedido por el presidente, pero no se ha conocido la reacción de la CDEEE. Tres, la capacidad crítica de las asociaciones empresariales ha sido neutralizada (tal como hizo Balaguer nombrando a Casals Victoria y Guzmán Hernández, según nos recuerda José Israel Cuello), aparte de su obvio respaldo a un hipotético triunfo de “despolitización del sector”.

Cuatro, tampoco el regulador ha emitido opiniones, aunque es un caso en que uno prefiere el silencio al discursillo panfletario para consumo de legos en la materia. Cinco, una foto del extraño viaje a Corea del Sur trae malos recuerdos del embajador dominicano, con amplia sonrisa, que propuso en 2005 un contrato grado a grado con plantas de carbón de segunda mano en beneficio de la empresa Westmont, tan inicuo que hasta el Banco Mundial, horrorizado, envió su opinión negativa al presidente. Seis, el irresponsable y hasta cómplice silencio sepulcral sobre las acusaciones de sobrevaluación e incompetencia técnica en la construcción de la hidroeléctrica Pinalito. Pero no son solo signos ominosos los que pueden leerse en las vísceras del toro eléctrico, también existen peligros presentes muy tangibles de potencial catastrófico.

Precio de Edeeste

También salen a relucir las mentiras con vocación a escándalo mayúsculo. Los contratos de la compra de Edeeste han sido escondidos de la vista y escrutinio público, hasta la nueva gran política de transparencia de la CDEEE los oculta. La información a los periódicos establecía que el precio fue de 25 millones de dólares en efectivo más la deuda de la empresa que, con escusas triviales, nunca se clarificó. Conclusión: ¡Una ganga!

[Pssst… Recordemos, entre corchetes, paréntesis y en susurros, que esta nacionalización no tuvo otra razón aparente que cubrir las malas políticas y regulación deficiente del sector, un tema que los jueces del tribunal de arbitraje ya habían dado señales de compartir. Tampoco debe olvidarse que el claro fracaso de los abogados locales Mariano Germán y compañía, expresado en dos sentencias preliminares desfavorables, contribuyó a la decisión final- pero hay que cuidar el prestigio internacional de la firma (y el local de la familia… memo ítem: vergonzoso caso de la Secretaria de Educación). Algunos creerán, sobre todo los que tienen cola, que hay mucha ‘mala leche’ en estos comentarios.

Puede ser, ya que llevo meses esperando que la transparencia toque esos contratos para realizar un análisis a fondo- y lo que más encachimba es que, aquí va otra perla, para sorpresa y hasta disgusto de Societe Generale, es el Gobierno dominicano el que solicita la confidencialidad de los contratos].

El nuevo gerente general de Edeeste, Bichara (el mismo que fue cancelado de Edesur en 2005 después de cometer la “estupidez” de declarar y repartir ganancias netas producto de la gestión del año 2004 entre los empleados accionistas, con lo cual confirmaba las mejoras de gestión de la empresa durante 2003-2004) informa que la deuda de la empresa asciende a la friolera de 315 millones de dólares ¡solo con generadores! Claro, como la información es tan gaseosa e incompleta, no se puede concluir que esa fue la deuda que compró el Gobierno, ya que esta pudo haberse disparado en los recientes meses de gestión post-compra.

Pero si esa es más o menos la deuda, sumada al efectivo pagado, el gasto de abogados del arbitraje y olvidándonos de que es deuda de corto plazo, tenemos que el precio de compra total asciende a unos 345 millones de dólares. En términos equivalentes, esto es alrededor del doble de lo que se pagó por Edesur y Edenorte juntas. ¡Una ganga… para Societe Generale! El gerente Bichara también ofrece otras informaciones preocupantes de su gestión. Sobre los contratistas privados, un aspecto en que Edeeste se distinguía por su eficiencia y pulcritud bajo administración de AES (no se podía decir lo mismo de Unión Fenosa), ahora resulta que los están “depurando”. Eso, realmente, huele a que están incluyendo “contratistas enllavados al Gobierno” como decía el padre Alemán.

Factibilidad Incierta

De los estudios de factibilidad de las plantas de carbón quedó claro el alto nivel de incertidumbre en el flujo financiero de la generadora debido al alto nivel de pérdidas de las distribuidoras que  ata el flujo financiero del mercado eléctrico al subsidio gubernamental. Este factor fue elemento central en el fracaso de Sichuan en levantar el capital para la construcción de la planta, aun contando con garantía soberana dominicana por el valor total de la inversión.

Las pérdidas no han mejorado sustancialmente. Aun son microscópicas las señales de que se aplica la ley disponible. Hace unos días se hizo una gran rueda de prensa, con todos los administradores de las Edes y el regulador para informar de 6 millones de pesos recuperados y 40 sometimientos a la justicia. ¿Será que han perdido el sentido de las proporciones? Estamos hablando de un sector en que los usuarios fraudulentos son cientos de miles y las pérdidas causadas por robo se evalúan en unos 2,500 millones de dólares! 

Zoom

Ilegalidad Contractual

El plato fuerte es que ahora las plantas de Montecristi no serán de carbón, serán de gas natural. Tampoco será con la empresa china Sichuan, sino con una no especificada de Dubai. Estemos claros, esta idea suena mejor que la de de la sucia energía de carbón, pero comparte con aquella la opacidad contractual.

En el fondo, sea de seda o lino egipcio y turbante que vistan al mono, persisten los problemas básicos. Primero, la ilegalidad del contrato debido a la ausencia de licitación pulcra. Segundo, la incertidumbre de su factibilidad económica debido a la ausencia de progreso en el cobro de la energía eléctrica es muy alta. Tercero, el desperdicio de economías externas debido a la ausencia de planificación del desarrollo nacional que acompañe tan voluminosa inversión, tal cual sucedió con el Metro.

Peligros presentes

El subsidio eléctrico ha malogrado el desarrollo dominicano y promete seguir haciéndolo. El costo de oportunidad que tiene haber despilfarrado unos 5 mil millones de dólares (quizás el 4% del PIB, sin incluir el costo de la compra de Edeeste) en los últimos cinco años no ha provocado estudios a profundidad por parte de la tecnocracia estatal. Claro, existe un “monitor” energético con excelente información, pero lo que hace es recordar las palabras de Jack Nicholson en la película ‘As best as it gets’: “yo estoy aquí ahogándome y tú… ¿lo mejor que puedes hacer es describirme el agua?”

Unos 100 millones de dólares de la avalancha de recursos frescos avalados por el FMI fueron asignados al pago de la deuda de los generadores, pero a los pocos días esta volvió a su nivel promedio en lo que va de año de unos 500 millones de dólares. Está claro que el presidente le transfiere menos recursos, relativamente (es decir, tomando en cuenta el precio de la energía), a Marranzini de los que le transfería a Segura. Ya ni siquiera los préstamos de Petrocaribe son suficientes, la deuda alcanza 1,100 millones de dólares solo transferidos al sector eléctrico y se pretende pagarlos con (hay que aguantar la carcajada) habichuelitas negras de San Juan.

Obviamente, la politiquería primará. Maquiavelo recomienda pagar sumas sustanciales solo después de enero con el fin de mejorar el servicio eléctrico en la corta memoria del electorado que votará en mayo (como ya ha deducido Bernardo Vega en su excelente síntesis del acuerdo con el FMI publicada en las páginas de este periódico).

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