Nadie puede poner en dudas que esto es vital para vencer al enemigo. Aunque el auto denominado “Estado Islámico” no es, en sí, verdaderamente un Estado, no deja de ser cierto que domina territorios donde viven millones de habitantes y donde se desarrollan actividades económicas “normales” de las que las “autoridades” extraen recursos por la vía de impuestos, extorsiones y cobros de diversos servicios que van desde peaje hasta aranceles. Se aprovechan actividades productivas existentes en los territorios bajo su control como pozos petroleros y refinerías. Algunas fuentes de las que se nutren solo podrán neutralizarse realmente sacándolos de esos territorios, pero otras pueden inutilizarse. Aunque se dice que algunos de esos objetivos han sido “disminuidos”, es difícil explicarse cómo después de un año de intensos ataques aéreos no todos los pozos y refinerías han sido destruidos. Expertos estiman en 40 mil los barriles de petróleo que el ISIS comercia diariamente en un “mercado negro” – habría que ver cuán negro es realmente – a través de rutas que llevan a zonas de Siria, el Kurdistán iraquí y, sí, a Turquía, país que no tiene territorios bajo el desorden de los otros dos.

No sé si hay algo cierto en las acusaciones de Putin contra el liderazgo turco, pero sí es bien sabido que se está comercializando petróleo del ISIS en ese país. Quince días antes del derribo del avión ruso por Turquía, Putin había presentado en una reunión de la G-20 – precisamente en la ciudad turca de Antalya – imagen satelitales de convoyes de hasta 40 camiones cisternas entrando en territorio turco. Aceptemos, aunque sea ingenuamente, que autoridades gubernamentales no estén involucradas, pero pueden monitorear que, por ejemplo, las refinerías controlen el origen del crudo que reciben para estar seguras no provengan de allende las fronteras. ¿La frontera es incontrolable?. ¿La OTAN no puede seguir satelitalmente el flujo de convoyes que llevan petróleo y regresan cargados de todo tipo de suministros, incluyendo armamentos y municiones?.

¿Y qué de los flujos financieros?. Donaciones desde países aliados a Occidente, ¿no pueden monitorearse?. Lo que ahora se denomina “opacidad” del sistema financiero y que no son sino mecanismos con el que bancos han encubiertos operaciones de lavado de dinero – a lo que me he referido en otros artículos – lo que en algunos casos se ha detectado y obligado a los mismos a pagar multas para lo cual se habían estado preparando por si llegaba el caso. ¿Y?. ¿No se puede obligar a la banca a detectar empresas fantasmas?. En una ocasión el propio Bin Laden confesó que no le preocupaba perder el financiamiento porque “el sistema financiero estaba lleno de agujeros y zonas grises”. Según expertos, aunque EE.UU. es líder en esa persecución apenas logra detectar un 1% del lavado. Efectivamente es un trabajo difícil, pero el énfasis se pudiera centrar en un mayor control en la circulación de dólares. Según las cantidades que se dirijan a un banco en la zona se pudieran rastrear… sí se quiere.

No se desconoce que está presente otro enemigo interno: la corrupción de todo color, la negra y la blanca.