Principal opositor ruso de Putin, condenado a cinco años de prisión

<P>Principal opositor ruso de Putin, condenado a cinco años de prisión</P>

KIROV, Rusia. AFP. El líder opositor ruso Alexei Navalny fue condenado hoy a cinco años de prisión tras un juicio por malversación de fondos que apartará de la escena política a uno de los principales críticos del presidente Vladimir Putin.

El juez Serguei Blinov condenó a Navalny a «cinco años de campo» de internamiento debido a la «gravedad del crimen» y al «peligro que ¡Navalny¿ representa para la sociedad», así como al pago de una multa de 12.000 euros.   

El opositor fue inmediatamente esposado y arrestado en la sala del tribunal de Kirov, a 900 km al este de Moscú.

La fiscalía pidió que el opositor sea puesto en libertad bajo control judicial hasta que se examine el recurso que presentarán sus abogados.  

«La fiscalía estima que Navalny puede ser puesto bajo control judicial hasta la entrada en vigor de la sentencia», indicó el servicio de prensa de la fiscalía. La petición debe ser examinada por el tribunal de Kirov el viernes a las 10H00 locales (06H00 GMT).  

Al mismo momento, miles de defensores del opositor –2.500 según la policía, 10.000 según partidarios– se concentraron al grito de «Libertad para Navalny» en el centro de Moscú, donde las fuerzas antidisturbios habían cerrado y evacuado la Plaza Roja y una plaza adyacente.  

Decenas de personas han sido detenidas. Unas 2.000 se manifestaron también en San Petersburgo (noroeste).  

El juicio a Navalny, de 37 años, padre de dos hijos, comenzó el 17 de abril. Se le acusa de organizar en 2009 el desvío de 400.000 euros en detrimento de una explotación forestal, Kirovles, cuando era consultor del gobernador liberal de la región.

 La fiscalía pedía para Navalny seis años de campo de internamiento.  

«No permanezcan inactivos», escribió el opositor, conocido por sus investigaciones sobre corrupción, en el último mensaje que publicó en su cuenta de Twitter antes de ser esposado.  

Vestido como siempre con un pantalón vaquero y una camisa remangada, Navalny bebía agua y escribía en su smartphone y parecía no prestar mucha atención a la lectura de la sentencia.

 El otro acusado en este caso, Piotr Ofitserov, director de un grupo comercial al que, según la acusación, la empresa pública Kirovles vendió madera a un precio inferior al del mercado, fue condenado a cuatro años de campo.

 El director de Kirovles, Viacheslav Opalev, fue condenado a cuatro años de prisión condicional tras llegar a un acuerdo de colaboración con la investigación. Algo que Ofitserov se negó a hacer. 

«Tengo cinco hijos. Hoy me necesitan. Pero si acepto un acuerdo con los investigadores, me preguntarán cuando sean mayores: ‘Papá, ¿qué hiciste?'», explicó en la última declaración al tribunal.

Navalny y Ofitserov abrazaron a sus mujeres, presentes en la sala del tribunal.

 «Tenemos que trabajar y mostrar nuestra solidaridad con Alexei y Piotr. Todo irá bien», declaró Yulia Navalnaia, esposa de Navalny.

Un «caso fabricado de principio a fin»  

Varios opositores acudieron a Kirov para apoyar a Navalny.

Boris Nemtsov, ex vice primer ministro de Boris Yeltsin, denunció un caso «fabricado de principio a fin».

La periodista y militante por los derechos de los prisioneros Olga Romanova llevaba una camiseta en la que podía leerse «¡Libertad para Navalny, Putin ladrón!», la consigna preferida del opositor.

Alexander Cherkasov, responsable de la ONG rusa Memorial, declaró que Navalny puede ser considerado un «prisionero político».   

Estados Unidos, la Unión Europea, Francia y Gran Bretaña reaccionaron rápidamente a esta condena.

El gobierno de Estados Unidos está «profundamente decepcionado» por la condena del opositor, declaró la Casa Blanca, que denunció un juicio por «motivos políticos».   El portavoz de la presidencia estadounidense, Jay Carney, dijo que la sentencia evidencia la voluntad de la dirigencia rusa de «silenciar» la voz de la oposición e instó a Moscú a garantizar un proceso de apelación «justo» para Navalny.  

Por otro lado, Alexei Navalny llamó a boicotear las elecciones municipales del 8 de septiembre en Moscú, a las que pretendía presentarse para hacer frente al alcalde saliente, Serguei Sobianin, cercano al presidente Putin y nombrado por decreto en 2010.

 Aunque declaró desde hace mucho tiempo su intención de concurrir a las presidenciales de 2018, no podrá hacerlo a partir del momento en que su pena sea confirmada en apelación.

 Navalny calificó las acusaciones en su contra de «absurdas» ya que, según él, casi todo el dinero fue entregado a la empresa y el resto constituía el margen de la sociedad que efectuó las transacciones y de la que no era beneficiario.

 Durante el proceso, Navalny afirmó no tener «ninguna duda» de que Putin «daba personalmente instrucciones a los investigadores».

 Convertido en una de las principales figuras de la oposición desde 2011, Alexei Navalny denunció una «venganza política» del Kremlin por sus revelaciones sobre la corrupción y por la campaña contra el partido en el poder, Rusia Unida, y la reelección de Vladimir Putin como presidente en 2012.   Los problemas judiciales de Navalny no terminan con el caso Kirovles, ya que también es objeto de otras denuncias por estafa.

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