MADRID (AFP).- Casi dos meses después de anunciar públicamente su compromiso con Letizia Ortiz, una joven plebeya, el príncipe Felipe de Borbón presentó oficialmente el lunes a su prometida a la nobleza española, que había acatado la noticia en silencio pero con reservas mal disimuladas.

La presentación tuvo lugar en el palacio de La Zarzuela, residencia oficial de los soberanos españoles, aprovechando una audiencia con miembros de la denominada Diputación Permanente del Consejo de la Grandeza, que agrupa a los nobles de España.

Sin embargo, la presencia de Letizia Ortiz, la joven que el 22 de mayo de 2004 se convertirá en cónyuge del hijo de los reyes de España, no había sido anunciada por la Casa Real a la entidad que preside Don Enrique Falcó, conde de Elda.

El encuentro se produjo a casi dos meses después de que la Casa Real anunciara sorpresivamente, un día sábado, el noviazgo y futuro matrimonio del tercero y único hijo varón de los reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía, con una joven periodista de clase media y divorciada que hasta el día anterior había presentado durante un par de meses el noticiero de mayor audiencia de la televisión pública.

Según algunos diarios locales, rumores sobre la existencia de un núcleo de nobles hostil a Letizia Ortiz circularon luego del anuncio de la boda que se celebrará en la madrileña catedral de la Almudena.

La reunión con la Diputación de la Grandeza de España se celebra cada año en noviembre. Pero esta vez, «se ve que no querían corrillos comentando sobre la prometida del Príncipe», dijo con tono sarcástico una aristócrata española citada a fines de noviembre por el diario El País.

Este lunes, ante la sorpresa de los presentes, Letizia Ortiz y Don Felipe aparecieron en el salón donde se estaba haciendo la «foto de familia», en presencia de los reyes y de miembros de la Diputación de la Grandeza, que representa a los 398 Grandes de España, y a más de 2.000 parientes de menor rango.

Esta vez, como indica el protocolo, Letizia estuvo unos pasos por detrás de su prometido. Ambos se prodigaron muestras de cariño contínuas y se mantuvieron de la mano casi todo el tiempo.

Si entre la población española sin linaje la aprobación de la boda y de la prometida es del 80%, entre la nobleza, las posiciones están más divididas. Hay quienes afirman que la elección de Letizia es un signo de modernidad y a otros les preocupa tener que inclinarse en el futuro ante esta joven surgida de una familia de clase media.

«Ser reina es difícil y sacrificado, pero esta señora parece muy inteligente y estoy seguro de que lo aprenderá», dijo a ese matutino Manuel Fuertes de Gilbert, barón de Gabin y secretario de una fundación cultural de la nobleza.

Algunas opiniones apuntaron directamente al hecho de que Letizia Ortiz es divorciada, asunto que en este caso la Iglesia católica no considera un obstáculo puesto que el enlace sólo se celebró por lo civil.

«No niego que hay gente muy en contra, en algunos casos porque es una mujer divorciada (…) pero la mayor parte tiene objeciones por motivos de clase», explicó Jose Luis Sampedro Escalera, experto en derecho dinástico y protocolo.

Aunque el lunes las damas que asitieron a la recepción se inclinaron ante Letizia Ortiz y los hombres, hicieron su reverencia con un movimiento de cabeza, la nueva situación de la prometida del Príncipe será 100% oficial a partir del próximo 22 de mayo.

Ese día, Letizia Ortiz Rocasolano se convertirá en Alteza Real con los títulos de princesa de Asturias, de Gerona, de Viana, duquesa de Montblanc, condesa de Cervera y señora de Balaguer.