Londres, Inglaterra. AFP. El hijo del príncipe Guillermo y de Catalina, nacido el 22 de julio, es un «poco travieso», reconoció su padre durante la primera entrevista concedida después del nacimiento del príncipe Jorge y confesó que la paternidad le ha cambiado.

Jorge Alejandro Luis, príncipe de Cambridge y tercero en el orden de sucesión al trono de Inglaterra, «es un poco travieso, voy a decirlo de esa manera. Me recuerda a mi hermano (Enrique) o a mí cuando era más joven, no sé a quién exactamente.

Va muy bien», declaró Guillermo en una entrevista a la CNN, de la que algunos medios británicos difundieron extractos este lunes.

El recién nacido es «un pequeño peleón. Patalea mucho», reconoció el príncipe Guillermo visiblemente relajado y muy sonriente durante esta entrevista en el jardín del Palacio de Kensington, la residencia londinense de la pareja.

«No quiere dormir mucho, lo que es un poco un problema», añadió y reconoció que no se levanta por la noche para atender al bebé tanto como su esposa, quien está haciendo «un trabajo fantástico».

El príncipe Guillermo, de 31 años y segundo en el orden de sucesión al trono, afirmó que la paternidad ha cambiado su forma de ver la vida.

«Creo que las últimas semana fueron para mí una experiencia emocional muy diferente. Algo que nunca pensé sentir. Y me parece, aunque se trata solo de un corto período, que muchas cosas me afectan de manera diferente ahora».

Preguntado sobre el momento en que Catalina salió del hospital St Mary de Londres con Jorge en sus brazos para presentárselo a los medios de todo el mundo por primera vez, Guillermo dijo que estuvo contento porque el bebé no «gritó a todo pulmón».

«De todas formas creo que estaba en las nubes. Como todos los nuevos padres saben, estás muy contento de presentar a tu nuevo hijo y de proclamar que él es el más guapo», explicó.

Guillermo también fue preguntado por su destreza a la hora de colocar la silla de coche para el bebé cuando Catalina y él abandonaron la maternidad y reconoció que se había entrenado.

«Estaba aterrorizado ante la idea de hacer caer (la silla) o de no instalarla correctamente. De hecho me entrené, pero solo una vez», indicó el príncipe que vestía un polo azul de la organización de defensa de la fauna Tusk Trust de la que es el padrino.

La pareja, deseosa de mostrar su modernidad, abandonó el hospital sin conductor y con el príncipe Guillermo al volante de un gran 4×4, después de haber instalado la silla del bebé junto al cual se sentó Catalina en el asiento trasero.