Desde hace muchos años se inició el proceso de alejamiento del PLD de los principios y valores enarbolados por Juan Bosch; que la institución los convirtió en doctrina, el boschismo. Lo cual le daba sentido y diferenciaba de los demás partidos del sistema político dominicano. Y que era motivo de orgullo de los miembros, y admiración por una parte importante de la población. Esto era, y es, una preocupación para una parte no despreciable de personas dentro del partido. Es motivo de comentarios en una diversidad de conversaciones. Además, ha generado sentimientos encontrados: por un lado, frustración por la situación; y, por el otro, sentido de pertenencia, sentimental, al partido al cual han dedicado buena parte de los años de sus vidas.
Siempre se dice: “no hay que buscar culpables, sino soluciones”. Pero, ¿quién es que va a producir el reencauzamiento de este partido y reencontrarlo con sus orígenes? La respuesta, las más de las veces es: “Muchacho, estos son otros tiempos, tienes la mente enclavada en el pasado, en los 70 y 80. La dialéctica en la vida y los procesos políticos circunstanciales te llevan a cambios inevitables”.
Cuando se habla de principios: “El conjunto de valores, creencias, normas, que orientan y regulan la vida de la organización. Son el soporte de la visión, la misión, la estrategia y los objetivos estratégicos. Estos principios se manifiestan y se hacen realidad en nuestra cultura, nuestra forma de ser, pensar y conducirnos”. Uno piensa ¿en qué momento empezó a cambiar esa cultura, conformada por esos principios y valores? No hay duda, con la ostentación del Poder.
Después de Bosch, el partido ha tenido dos líderes, ambos han llegado a la presidencia de la república. Los dos han sido exitosos en sus carreras políticas. En lo que respecta al partido, y su degradación como institución, son los principales culpables de tal situación.
Recuerdo cuando el Dr. Leonel Fernández asumió la presidencia del partido. Recuerdo ese discurso de toma de posesión. Me dije: eso es lo que hay que hacer en este partido. Me gustaría él lo releyera, y luego piense, no que me diga, qué de eso señalado en ese momento por usted realizó. Absolutamente nada. Claro, estaba muy ocupado en las labores atinentes a la presidencia de la nación. Pienso que debió haber dejado la presidencia del partido. Por otro lado, una vez el Lcdo. Danilo Medina asumió la presidencia, pues obvio, asumió la “jefatura del partido”. Lentamente fue reestructurando los organismos del partido, haciéndolos a igual y semejanza de sus intereses. Además, como es usual, los miembros del Comité Político y muchos del Comité Central, eran sus empleados en el gobierno. Por lo cual se dio en muchas de esas personas los cambios de adhesiones, pasando del presidente Fernández al presidente Medina. De aquí surgen los epítetos, de uno y otro lado, de deslealtad e ingratitud, atribuyéndoselo indistintamente entre unos y otros.
Dice el nuevo presidente interino del partido: “Cuando él presidía había dirigentes, pero no dirección”. Uno pregunta, y no se supone que es una dirección colegiada, el presidente coordina, y las decisiones se toman por consenso. Claro, los dirigentes estaban ocupando posiciones en el gobierno, sin tiempo para el partido.
Se ha llegado a unos niveles de falta de escrúpulos, de ostentación, de irrespeto a toda norma social por conductas impropias. La corrupción e impunidad campean por sus fueros, el nepotismo exhibido sin rubor, la arrogancia y prepotencia es la norma. La meritocracia se fue de vacaciones. Y todo esto la población crítica lo observa y comenta, esperando el momento para tomar decisión. Tal pareciera que es el comienzo del fin.
Dicen que lo más importante en una persona no es como comienza si no como termina. Si es así, entonces, los que quieren remontar desde entre las cenizas, como el ave aquella, deben expresar con arrepentimiento genuino su Mea Culpa, pedir perdón al pueblo, si su ego se lo permite. Y comenzar a hacer planteamientos creíbles sobre el principal tema de la agenda del país, por encima de cualquier otro, pues de este depende todo: La institucionalidad del país.