Prioridades en agropecuaria

 Prioridades en agropecuaria

El Gobierno ha asumido como  prioridad fortalecer la  seguridad alimentaria, promover las exportaciones, mitigar la pobreza  rural y modernizar las entidades del sector. Sobre este último punto salta a la vista el grave perjuicio que la voraz intermediación causa al productor y al consumidor final, por falta de instituciones y de políticas de orientación al campesino.  Ayer, durante  la comparecencia del ministro de Agricultura, Luis Ramón Rodríguez, y otros funcionarios de ese ministerio en el almuerzo del Grupo de Comunicación Corripio, se citaba el caso del huevo, que los productores venden a un precio promedio de tres pesos por unidad y que llega al consumidor hasta a siete pesos.

  Fuera de lo tratado durante  el almuerzo, estudios sobre el mercado de productos agrícolas indican que los intermediarios en este país ganan entre un 40 y un 300 por ciento en la venta  final de víveres, vegetales y frutos. En este caso, como en el de los huevos y otros renglones, los productores y los consumidores son los grandes perjudicados. Es obvio, entonces, que el Gobierno tiene que incluir en las prioridades la creación de estructuras de comercialización que eliminen o atenúen la voraz intervención de los intermediarios. Sin ese paso, parte del apoyo financiero que ha estado dando el Gobierno a los productores se quedará como ganancia en manos de los intermediarios que les compran la producción a precios irrisorios.

Una especie de pausa indolente

Entre la hora en que una grave lesión dejó en invalidez a un ser humano y el momento de su curación puede haber una “pausa” más o menos larga, que dependerá de cuánta indolencia o humanismo rodeé cada caso. En  dos salas del hospital Darío Contreras hay varios pacientes con  hemiplejia y paraplejia (paralíticos) cada una de cuyas vidas ha estado en una especie de “pausa” de entre seis meses y  un año, en espera de procedimientos quirúrgicos que les devolverían la movilidad.

Las razones de esta larga espera no son clínicas. Se trata de que estos pacientes no pueden hacerle frente al costo de sus operaciones, estimado entre 200 mil y 300 mil pesos. No parece haber capítulos sociales especializados para estos casos tan dramáticos y la alternativa de la “pausa” indolente parecería ser la única a la mano, manteniendo en  “pausa” a estos seres humanos hasta que Dios quiera.

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