Se aprovechó de la discapacidad intelectual de una adolescente de 13 años y de la confianza que le tenía su abuela, como su vecino que era, para abusar sexualmente de la menor.
Ramón, como le llamaremos para proteger la identidad de la menor, fue condenado por el Segundo Tribunal Colegiado del Distrito Nacional a 10 años de prisión.
En la acusación del Ministerio Público, se indica que Ramón, por su cercanía a la casa de la menor, se favoreció de los momentos en esta estaba sola, la llevaba a su casa donde la ultrajaba. Esto ocurrió en el 2013, en el Ensanche Quisqueya.
Para callar a la adolescente usó la artimaña común en los violadores: amenazó con matarla si contaba a su mamá.
Hoy, a la joven de 15 años de edad no se le pueden establecer los daños psicológicos debido a su retraso mental. Ramón tendrá que cumplir la condena en la Penitenciaría de La Victoria.