Prisioneros del “ego”

Prisioneros del “ego”

La libertad es una condición anhelada por muchas personas en cualquier continente, país o Estado. La libertad vista desde la individualidad es un desafío que solo unos pocos logran alcanzar. Existen millones de personas que son prisioneras de alguna condición o conducta que les limita pensar, actuar o sentirse libre de vivir o expresarse como quieren y donde quieren. Hay personas prisioneras del odio, el resentimiento, la envidia, del miedo, la ira y las frustraciones. Sin embargo, otros son prisioneros de las drogas, del alcohol, del juego, de compras compulsivas, del sexo, de las tecnologías, del consumo y del dinero plástico, que viven con el espíritu de rodillas; sufriendo y en angustia total, debido a que no saben cómo parar, o sencillamente determinar por ellos mismos y planificar su vida en función de prioridades o necesidades.

Pero existen otros prisioneros: los que alquilan su talento, su inteligencia, sus ideas y sus palabras; pierden su libertad, acomodan y lavan todo cuanto dicen, y filtran muy bien para no fallarle a sus amos. Literalmente, hay prisioneros fundamentalistas; individuos que se ciegan de forma tan fanática que rompen con el espíritu de libertad humana y racional con que hay que vivir, para lograr el equilibrio, la equidad y la eficacia.

Independiente de todo prisionero; existen los que se han dejado seducir, conquistar y enamorar por la nueva vanidad, por la belleza, la juventud, la fuerza, el confort y sentirse el más admirado y exitoso ser que vive por encima del promedio de los demás: hablo del prisionero del “ego”. Se trata, de un narcisista social, colectivo, multiplicado y reforzado por las celebridades del cine, de las revistas, la publicidad, el mercado y la cultura de la vanidad, pero, consumida y codiciada por todos; ese o esa prisionera del “ego” vive con un sentido de grandiosidad, de megalomanía, de importancia exagerada, que le lleva a percibir a las personas como seres que estorban, inferiores, o cosas desechables para propósitos que solo satisfacen su vanidad desmedida.

Una radiografía al prisionero del ego, encontramos un ser, vacío, sin estructura social, ligero y superficial, insolidario y sin contenido, que solo se satisface él, piensa en él, y vive por él, las demás personas son utilizadas para las metas y logros del prisionero del ego. Diríamos que el resto: la familia, pareja, amigos, compañeros de labores, etc., forman parte de su área de utilidad y confort, para expresar y dejar constancia de su “ego” desmentido, de su nueva arrogancia o necesidad de validación, admiración reconocimiento y aceptación en la que vive.

Los prisioneros del “ego” viven para que le reconozcan, le adulen o se le humillen para lograr algo de ellos(as). Sus amigos deben reírse de sus chistes, validarle su comportamiento, reconocerle y admirarle por su estilo de vida, no importa si el método para lograr los propósitos no son éticos ni morales. Pues, de lo que se trata es que el “ego” no permite cuestionamiento, ni consejos, y mucho menos, confrontación o límites en el accionar social. Ese “ego” híper-inflado, grandioso y exageradamente reforzado que le lleva a no reconocer los espacios, a ser tolerante a guardar distancia, o respetar la libertad e independencia de las personas.

La vida del prisionero del “ego” se debate entre él y Dios. Entre un mundo que existe para él y una vida corta por la que se angustian, debido a que sabe que la muerte no reconoce al “ego”, aunque son tratados como muertos diferentes. La trampa de prisionero de “ego” es alcanzar la felicidad: aquella que Thomas Chalmers decía: “para alcanzar la felicidad hay que tener tres cosas”: “alguien a quién amar, algo qué hacer y una esperanza”. La esperanza es la pasión de lo posible, y lo posible se trabaja en el día a día. Es difícil que el “ego” permita amar o asumir algo por los demás. Más bien, el prisionero del “ego” termina ahogándose como Narciso en el agua de tanto mirarse. Hoy asistimos a una epidemia de personas víctimas y prisioneros de su “ego” o al menos, enfermos y disfuncionales de un trastorno Narcisista de la personalidad.

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