La grave denuncia hecha pública que circuló por las redes sociales donde se afirma que un número considerable de diputados y diputadas, con nombres y apellidos, miembros de Partido Revolucionario Moderno (PRM) “Se vendieron” al favorecer con su voto el candidato del “danilismo” para presidir la Cámara de Diputados, infligiéndole al “leonelismo” una dura derrota violadora de un supuesto acuerdo.
Cierta o no esa grave denuncia, creó una expectativa que trasciende el interior del partido obligando a sus principales dirigentes a restarle importancia “porque nosotros no teníamos vela en ese entierro (lo que no es cierto) dejando a nuestros diputados que actuaran según su conciencia.” De ahí, de ese virtual liberalismo queda muy mal parado el PRM que bien pudo evitar ese conflicto si se hubiera actuado con la necesaria prudencia instruyendo a sus legisladores a no votar, a abstenerse, pura y simplemente, si ciertamente “no tenían vela en ese entierro”, no dejar correr la cabra al monte.
No es la primera vez que algo similar sucede en el PRM. Hace poco el diputado Winston Arnaud pidió un juicio disciplinario a propósito de una declaración del expresidente Hipólito Mejía, que en contubernio con el presidente del PRSC, Quique Antún, favoreció una reforma constitucional que permitiría al presidente Medina repostularse, una vez terminado el primer periodo del presidente electo en las próximas elecciones, siendo contrario a la política de su partido de “nunca jamás” previsto en el Art. 124 y en la vigésima cláusula transitoria de la Constitución vigente.
Si alguna ventaja pudiera tener el PRM, única opción viable para derrotar al PLD en las próximas elecciones, partiendo de que sean libres, limpias y democráticas, es su unidad interna y los rostros de figuras no contaminadas ni cuestionadas que gozan de un alto prestigio nacional, no estando afectados por los escándalos de soborno y corrupción de Odebrecht, a lo que había que agregar el desmedido crecimiento de la deuda pública que ascendió de US$4,4mil millones a la impresionante suma de US$47. 7 millones acumulada en los últimos 20 años. Agréguese este otro dato ignorado que nos llega desde Brasil, donde se involucra al ministro de Obras Públicas y a su jefe de campaña en obras sobrevaluadas por un monto de US$1.0 mil millones de dólares, coronados con el velo de la impunidad!
Esa diferencia ética y moral en el manejo de la cosa pública y el autoritarismo y patrimonialismo que ha caracterizado los gobiernos del PLD han logrado sensibilizar y provocar un rechazo generalizado de ciudadanos y ciudadanas indignados, comprometidos con el cambio; lo que por sí solo no significa una derrota electoral inminente del partido morado, teniendo bajo su control y dominio los poderes del Estado, sus enormes recursos económicos y financieros para mantener una costosa campaña publicitaria desigual que le llega a una población empobrecida acosada por la miseria y el hambre donde dejó de prevalecer el grito: “Vergüenza contra dinero” y los valores patrios, cada vez más, desaparecen.