Probióticos, alimentos más allá de lo nutricional

Probióticos, alimentos más allá de lo nutricional

Bajo el calificativo probiótico se engloban además de los microorganismos del yogur (Lactobacillus acidóphilus bulgaricus), las últimas generaciones de leches fermentadas con diversas bacterias (Bifidobacterium y Lactobacillus acidófilus y L. casei inmunitas).

Mientras que los ya asentados «Bio» aseguran favorecer la regeneración de la flora intestinal por su aporte de bifidobacterias (bacterias que se encuentran de forma natural en el intestino humano) y las nuevas leches fermentadas con lactobacilos sostienen su capacidad de estimular las defensas naturales del organismo.

Un buen número de estudios clínicos demuestran que todas las bacterias lácticas mencionadas ejercen similares acciones saludables en el organismo.

Son sustancias contenidas en los alimentos que resisten la digestión en el intestino delgado y son susceptibles de ser fermentadas por la flora bacteriana del intestino grueso, teniendo un efecto favorable sobre la misma e, indirectamente, sobre el organismo humano. incluyen en productos tales como leche, yogures, flanes y margarinas entre otros.

[b]Probióticos en las fibras[/b]

Entre los probióticos se encuentran diferentes tipos de fibra: soluble, lignina y oligosacáridos no digeribles, por ejemplo, los FOS (fructooligosacáridos). Estos compuestos son sustrato de las bacterias que colonizan el intestino grueso, originando ácido láctico y ácidos grasos de cadena corta, metabolitos que estimulan el crecimiento de las bifidobacterias.

Diversos estudios sugieren que la ingesta de oligosacáridos no digeribles aumenta la absorción de minerales, en particular del calcio. Este hallazgo abre una nueva vía en la prevención de la osteoporosis.

Los FOS están presentes en numerosos alimentos vegetales (puerro, cebolla, espárrago, ajo, alcachofas, tomates, legumbres), la lignina se encuentra en la parte leñosa de vegetales (lechuga, acelga) y en los cereales integrales y la fibra soluble en frutas, legumbres. De ahí que haya que contemplar variedad de alimentos como parte de una dieta equilibrada.

[b]Productos enriquecidos con ácidos grasos omega 3[/b]

Los omega 3 son ácidos grasos poliinsaturados, que se encuentran naturalmente en la dieta: ácido eicosapentanoico (EPA) y ácido docosahexanoico (DHA). Desde hace ya pocos años, concretamente desde marzo de 1996 se comercializan los huevos enriquecidos con DHA.

El DHA es un ácido graso que destaca por diversas propiedades: mantiene el equilibrio de las grasas en la sangre, impide la agregación plaquetaria, por lo que incide favorablemente en caso de riesgo cardiovascular y además, se trata de un lípido fundamental para el desarrollo y funcionamiento favorable del sistema nervioso central.

Este ácido graso debe ser aportado a través del consumo de productos ricos en este tipo de lípidos, como el pescado azul. Hace unos años, se utilizaba aceite de pescado como complemento del pienso de las gallinas, con el fin de enriquecer los huevos en DHA, pero presentaba sus inconvenientes. El producto podía adquirir sabor a pescado y, además, se necesitaba una serie de procesos químicos y de refinamiento que encarecían notablemente la producción. Sin embargo, una compañía estadounidense fue la que descubrió el tipo de alga que posee un alto contenido en DHA, y actualmente se utiliza como parte del pienso de las gallinas.

Hoy, consecuencia de los avances tecnológicos se añaden estos ácidos grasos a galletas, margarinas, productos lácteos, patés de hígado de cerdo y salchichas de ave, además de los huevos. Pero, al igual que sucede con todos los alimentos que poseen una cantidad mayor de determinados nutrientes, el abuso puede resultar perjudicial. De hecho, el exceso de DHA en el organismo puede provocar defectos en la coagulación de la sangre.

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