Sobre la nación pesan las deficiencias y carestía del servicio eléctrico, condición para que muchos productos dominicanos cuesten demasiado, saquen a sectores económicos de competencia y encarezcan la vida localmente.
En ocasiones, como ahora, las interrupciones del suministro se convierten en detonantes de la alteración del orden. Una persona murió días atrás en medio de duras protestas por los apagones en Montecristi. La gente desespera y recurre a la violencia. Preocupa mucho la posibilidad de que los motines callejeros puedan intensificarse paulatinamente.
Hay que hablar de grave crisis energética, aunque las autoridades prefieran bajar el tono de alarma de la ciudadanía, y exista la inaplazable obligación de enfrentarla de manera integral con inversiones que liberen al país de medios de generación de costos elevados; con sanciones al robo en grande de energía y disminución de las conexiones ilegales como ordenan las letras muertas de una flamante ley sobre la materia; e impidiendo que mediante contratos onerosos, la producción de electricidad esté siendo pagada, al amparo de subsidios, por encima de lo razonable.
El caso Benítez en país abierto
El impacto de las informaciones al respecto no cesa. Desde hace algunas semanas autoridades norteamericanas, en asociación a las locales, están lanzadas a la detección en masa de bienes millonarios que confiscan a unos escurridizos y hábiles fugitivos de apellido Benítez, de origen cubano. Se les acusa de un fraude superior a los 100 millones de dólares en perjuicio del Medicare en Estados Unidos.
Residencias lujosas, moteles, parques turísticos, solares y cajas de seguridad que se cree que alguna vez contenían grandes fortunas, indicarían que esta persecución con incautaciones por supuesto lavado de activos va a sobrepasar la indicada suma en su resultado final y que más de una gran operación ilícita de allende los mares ha originado, por lo menos en este caso, abundantes flujos de dólares hacia República Dominicana. Los profanos suponíamos que nunca podía ser fácil hacer ingresar e invertir considerables capitales en este país sin explicar claramente su origen; sin pasar por filtros y controles estrictos. Parece que sí.