Problemas, cooperacción, respuestas

Problemas, cooperacción, respuestas

MARTHA PÉREZ
Si partimos de la realidad, en el contexto de la situación mundial y la de los pueblos de los países del Tercer Mundo, la cooperación debe ser la articulación entre los problemas y las respuestas a éstos, tal como aparece en el título de este artículo. Todos tenemos muy claro el concepto de la cooperación como fórmula general para ayudar en el logro de algo, así como para producir un mismo resultado sobre intereses comunes.

En fin, la cooperación es de generalizada comprensión, quedando definida conforme al campo o ámbito temático y/o polos geográficos en que se acuerde la participación de los actores que la implementan.

De este modo hablamos de la Cooperación Internacional como un concepto “sujeto” y a partir de ésta, de cooperación regional (Cooperación Norte-Sur, Sur-Sur, etc.); cooperación local; cooperación ambiental, científica, cultural, técnica, en materia de seguridad, comercial, de ayuda y asistencia social. Es un término globalizado, cuya aplicación real y concreta permitiría tener respuestas conjuntas a los problemas de nuestros pueblos, sobre todo, de aquellas naciones con economías y modelos de desarrollo más vulnerables. De hecho, desde finales del siglo XX se ha venido manifestando un importante nivel de la voluntad política hacia la cooperación, aunque con limitantes desde y entre grandes naciones frente a sus iguales y las más pequeñas, asociado esto, mayormente, al factor ideológico y sistemas de gobierno.

La cooperación es realmente el soporte de las agendas continentales, regionales y locales que registran los grandes temas comunes y particulares en procura de buscar soluciones conjuntas a los problemas existentes, algunos de los cuales van progresivamente agravándose, pese a algunas soluciones particulares, debido a que las agendas comunes encuentran limitantes para llevarse a la par. Sin necesidad de referencias estadísticas específicas, podemos afirmar que existe una gran cantidad de acuerdos de cooperación entre los Estados y gobiernos, a nivel regional y continental; y entre organismos e instituciones a nivel local, con los que se podría garantizar respuestas generales y particulares a las problemáticas comunes, tales como el deterioro ambiental, la guerra, el armamentismo, el narcotráfico, la violencia y criminalidad, la seguridad, la pobreza, entre otros. A esto se suma la evidente voluntad de todos y su convencimiento de la importancia de promover todas las formas posibles de cooperación, tomando en cuenta las diferencias de sus respectivas realidades.

Los gobiernos demuestran y otorgan cada vez más importancia a la cooperación. Los problemas están identificados y se tiene una percepción de nuevos retos, contamos con niveles de cooperación establecidos mediante acuerdos entre los diversos actores políticos y sociales; hay una dirección marcada en el contexto del logro de los objetivos de desarrollo sostenible que implica lo económico, lo social y lo ambiental. En nuestro país tenemos una alta presencia de la cooperación internacional para asuntos prioritarios de nuestra problemática, así como un interesante proceso que puede garantizar respuestas en cuestiones puntuales, por ejemplo, en la agropecuaria, el turismo, creación e intercambio de capacidades, políticas sociales, la protección del medio ambiente y los recursos naturales.

En el sentido general de la cooperación se da una situación que merece la atención de los gobiernos, y es que proyectos de la cooperación van dirigidos a iguales problemáticas, aunque a través de distintos agentes cooperantes y de actores políticos y sociales en un mismo país, por lo que el aporte local, por más concreto que sea, puede resultar insuficiente. Y el ámbito de la cooperación parece que no fuera prioridad nacional, cuando es todo lo contrario.

Otras situaciones pudiéramos citar en este orden. Pero basta con prestar la atención necesaria al fenómeno y asumir en la práctica una línea de acción que permita la efectividad de los acuerdos de cooperación en los plazos acordados. Y sobre todo, que las respuestas a los problemas sigan fluyendo, eficientemente, hacia los polos geográficos, sectores y/o actores necesitados. Para ello, el incremento y fortalecimiento de las relaciones internacionales, del apoyo interinstitucional; la amplia participación pública y social, son garantías efectivas para que la cooperación sea una articulación verdadera entre las problemáticas identificadas, los nuevos retos y sus posibles respuestas.

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