Octavio Mata Vargas, durante años, ha señalado las grandes deficiencias urbanas que alteran la vida de la comunidad capitaleña, que con el paso de los años y el aumento explosivo de la población, ha convertido en inviable disfrutar de la vida urbana y de sus entornos por tantas precariedades sin solución, que alteran por completo el vivir en una sociedad supuestamente moderna y organizada.
Por eso me voy a permitir seguir en la línea de denuncia de Octavio Mata Vargas para dejar plasmadas esas pequeñas y grandes deficiencias que han convertido el entorno del Santo Domingo metropolitano en una selva, sin vestigios de solución y escaso interés de los responsables, que uno no sabe porqué se enganchan a políticos, que aparte de medrar en un cargo público sin hacer nada, entorpecen toda diligencia que la ciudadanía debe realizar en alguna oficina municipal o estatal relacionada con la vida en la ciudad.
De repente aparecen los camiones concreteros, que con su carga de hormigón, la van esparciendo por las calles por donde transitan y están recién asfaltadas. Hay zonas como las avenidas República de Colombia, o la de Cristo Redentor o la Luperón que ya esos casos revisten de atención inmediata, previo censo de todas las vías afectadas, de manera que los dueños de esas empresas apliquen los correctivos de lugar, pero pagando también una multa por daños a la vías públicas.
Y hablar del tránsito es llover sobre mojado, ya que el salvajismo de los conductores en sus vehículos está aumentando cada día con tapones cada vez más prolongados y menos controlados por la AMET, que está desbordada por la situación. Un simple caso revela la indiferencia de la Amet con los giros prohibidos hacia la izquierda en avenidas como la Winston Churchill, Núñez de Cáceres, y otras en la zona oriental, que hace algunos años la novedosa AMET las controlaba e imponía numerosas contravenciones, pero esos agentes desaparecieron de las intersecciones y cada conductor actúa por la libre, ocasionado tapones por los tantos vehículos que realizan ese giro prohibido.
Lo que está de moda es la falta de educación vial de los conductores que bloquean los cruces de calles, en que nadie quiere ceder, y que si existiera cierta sensatez, harían fluir el tránsito. Cada quien se empeña en hacer valer su fortaleza e irracionalidad, impidiendo que otro vehículo cruce para evitar el tapón. Tan solo se observa cierta cortesía en los conductores en las intersecciones de la Defilló con Prats Ramírez y la Luis F. Thomen, en que por alguna rara cortesía permiten que los vehículos, antes de llegar a la 27 de Febrero y se congestiona de norte a sur, entonces dejan un canal para que la circulación este-oeste no se interrumpa. El cruce siempre está abierto ya que el semáforo de la 27 de Febrero con la Defilló no da mucho tiempo a que el flujo norte sur se agilice.
Ya es algo de locura el tránsito en la zona de Ciudad Nueva, del Ensanche Lugo, Gascue y el Primavera, que por la existencia de tantos centros de salud, el Palacio de Justicia, residencias y oficinas privadas han creado un caos en las horas diurnas con un bloqueo de calles, atormentador para el ciudadano que transite por esa zona. Pese a que casi todas las calles del sector en dirección sur-norte son de una vía desde la Máximo Gómez hasta la Dr. Delgado, no resuelven el problema en las calles encajonadas entre la Independencia y la Bolívar de este a oeste donde las calles de doble circulación y estacionamiento permitido, en especial las del Ensanche Lugo, provocan diariamente serias incomodidades para el libre tránsito.