Procede someter restos de Colón
a análisis de ADN

Procede someter restos de Colón <BR>a análisis de ADN

POR ÁNGELA PEÑA
Aunque está absolutamente seguro de que los auténticos restos del Almirante Cristóbal Colón son los que se encuentran en Santo Domingo porque lo ha comprobado con inmensidad de documentos que investigó en archivos dominicanos y españoles, el historiador Carlos Esteban Deive es partidario de que también se realicen pruebas de ADN a estos despojos, como se ha hecho en España con los que allí suponen que son los del Descubridor.

“Es una cuestión de principio, la Academia Española de la Historia no puede acusar a nadie de fraude porque aquí ni siquiera vinieron a comprobar nada”, señaló el destacado intelectual quien en 1993 publicó una de las obras más completas y concluyentes sobre los discutidos huesos: Los restos de Colón, Defensa del hallazgo de 1877.

Recuerda el laureado escritor que en 1878 la aludida institución encargó al académico Manuel Colmeiro practicar un estudio que demostrara la verdad o falsedad de la osamenta que hoy está en el Faro a Colón “y ese señor ni siquiera vino a Santo Domingo a ver la Catedral. Agarró unos informes de dos cubanos, Antonio López Prieto, a quien el eminente americanista Giménez Fernández tildó de “imaginativo pro-academicista”, y Juan Ignacio de Armas, un exiliado residente en Caracas ansioso de granjearse el perdón del Gobierno español, y redactó un informe diciendo que no, que los que estaban en Santo Domingo eran falsos, que eso era una engañifa, un fraude cometido por los dominicanos para convertir a Santo Domingo en una nueva Jerusalén, para que los turistas vinieran a ver los restos de Colón”, significó Deive.

Expresa el destacado filósofo y novelista que “esa acusación de fraude está ahí y la Academia Española no se ha disculpado por ella”.

Se le observa que hay quienes piensan lo contrario porque permitir hacer la prueba sería dudar de la autenticidad de los huesos, y él replica: “Pero siempre va a quedar la duda, la acusación de fraude que hizo la Real Academia Española de la Historia a las autoridades dominicanas de 1877, al Padre Billini, de haberse inventado los restos que se descubrieron ese año. Esa acusación no ha sido desmentida ni los españoles se han disculpado, al contrario, siguen sosteniendo que los restos están allá”.

Deive condiciona que el examen de ADN lo realice un equipo internacional de genetistas internacionales y dominicanos, no solamente españoles”, en primer lugar. Segundo: “que se haga un examen físico de los restos que están en Sevilla y los que están aquí, porque ese análisis revelaría muchas cosas: si padecía enfermedad, qué tamaño tenía, el grueso, a qué edad murió, para que se debata el tema y el que tenga razón, pues tiene razón”.

El también costumbrista y lingüista ha seguido con interés ésta y otras polémicas en torno al caso. Según sus informes, una acreditada institución científica norteamericana que ha estado proyectando una serie de reportajes sobre el tema, es la que presuntamente está patrocinando las pruebas. Le han comentado, además, que se han mandado muestras a laboratorios alemanes y del FBI.

Por otro lado, declaró Deive que hay contradicciones entre lo que afirma el doctor Llorente, “un genetista famoso, director del Laboratorio de Genética de la Universidad de Granada y los historiadores españoles”. El primero “dice que hay un veinte por ciento de posibilidades de que los restos de Cristóbal Colón son los que están en Sevilla, pero uno de los historiadores afirma que esos no pueden ser los del Almirante porque éste era un hombre que murió entre los cincuenta y los sesenta y cinco años de edad, era de complexión fuerte, robusta, padecía de gota, enfermedad que se nota en los huesos de un cadáver. En cambio, los restos que se supone de Colón, que están en la Catedral de Sevilla, son de una persona de cuarenta y cinco años, que fue más o menos la edad en que murió su hijo Diego y además, de complexión débil, porque Diego Colón, el virrey, llevaba una vida muy sedentaria, como virrey, al fin y al cabo, mientras que Colón, navegante, pasó por muchas vicisitudes. Entonces, ahora mismo hay un punto de discordia entre ellos que no se sabe hasta donde va a llegar, y que es bueno que se sepa”.

Carlos Esteban Deive ha librado polémicas en España defendiendo la tesis dominicana que asegura que los verdaderos despojos del Almirante son los que descansan en la República, avalado por sus largos y profundos estudios sobre el asunto aquí y en los Archivos de Indias. Sostuvo un debate en Sevilla, a finales de los 80, con un historiador español, ex director del Archivo de Indias, de la Peña, y que se publicó en una importante revista Sevillana.

En 1986 participó en el programa de televisión La Clave y tuvo un enfrentamiento con uno de los historiadores españoles más famosos, Manuel Ballester, que intentó echar por el suelo la afirmación de Deive de que María de Toledo, viuda de don Diego Colón, trasladó los restos para sepultarlos en la Catedral Dominicometropolitana, en marzo de 1544, que Deive ilustra con profusión de datos y testimonios.

“Esa fue una polémica que trascendió. Después me invitaron a un seminario en Sevilla y cuando terminó nos llevaron a la Catedral para que nos tomáramos una fotografía delante de los supuestos restos de Cristóbal Colón y yo me negué. Al otro día salió en la prensa: “Historiador dominicano se negó porque dice en Santo Domingo, cuando se celebra el doce de octubre, los embajadores españoles no van a la tumba de Colón. Eso fue un escándalo”, cuenta.

El reconocido antropólogo y estudioso del folklore cree que los españoles reclaman la autenticidad de aquellos restos, tal vez “por el prurito de que el Descubridor de América fuera un español y no un extranjero. Si España conquistó América, pues supongo que les gustaría mucho también que fuera descubierta por un español, no por un extranjero”.

ACLARACIONES

En la polémica actual, se han cometido “errores garrafales que es bueno esclarecer porque se vienen arrastrando”, significó Deive. En las informaciones actuales, por ejemplo, se confunde al hijo del Almirante, Diego, con su hermano del mismo nombre, aclaró.

“Fíjate cual es el problema: la tesis española dice que los restos de Colón están en la Catedral de Sevilla. La tesis dominicana dice que están en Santo Domingo y que los restos que están en la Catedral de Sevilla son los de su hijo Diego Colón y Muñiz, que así era como se llamaba el virrey, el esposo de María de Toledo. El tío se llamaba Diego Colón Fontanarosa”, manifestó.

Agregó que “entonces, las pruebas que se hicieron de ADN fueron a los supuestos restos de Cristóbal Colón que están en la Catedral de Sevilla y que nosotros decimos que esos son los de Diego Colón, hijo”

“La confusión está en que ellos creen que el hermano de Cristóbal Colón es su hijo Diego, y no es su hijo Diego, es su hermano, Diego Colón Fontanarosa”, reiteró. Los otros restos que están en España son los de un hijo natural del Descubridor, llamado Hernando Colón, que están también en la Catedral. “Los del hermano de Cristóbal Colón, que se descubrieron en 1950 en la Cartuja de las Cuevas, en la llamada Capilla de Santa Ana, hoy están en un pueblo de la provincia de Sevilla que se llama Saltiponce”, significó Deive en una extensa relación de los distintos destinos y traslados de los restos del Almirante hasta que fueron llevados al presbiterio o parte superior de la Capilla Mayor de la Catedral Primada de América.

El doctor Carlos Esteban Deive nació en Galicia el veintiséis de diciembre de 1935. Vino al país como emigrante en 1955 y diez años más tarde se naturalizó dominicano. Está casado con Guillermina Maggiolo, madre de sus hijos Leopoldo Guillermo y Juan Carlos, médicos, que residen en España, y Ofelia Guillermina.

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