Proceso de reforma de la UASD

Proceso de reforma de la UASD

Las universidades se cuentan entre las instituciones más conservadoras de la cultura occidental. En la actualidad, en Europa existen más de setenta instituciones de educación superior, fundadas en los siglos XIV, XV y XVI, que están todavía en el mismo lugar, en los mismos edificios, con profesores y estudiantes que hacen casi las mismas cosas, y que mantienen una estructura de autoridad que no ha cambiado, como lo ejemplifica el señalamiento del pasado canciller alemán, Gerhard Schröder, en un discurso pronunciando, en mayo del 2000, ante la Conferencia Federal de Rectores:

“Los programas y los reglamentos de los exámenes de las universidades alemanas suelen ser caducos y muchos de los estudiantes se sienten insuficientemente asesorados. Generalmente lo que se exige en los exámenes tiene poco que ver con la realidad que se encontrarán los universitarios en el mercado de trabajo. Según el antiguo dignatario germano “la duración de los estudios universitarios en Alemania, de un promedio de 6 ó 7 años, es excesiva, lo que representa un desperdicio inaceptable de recursos”.

Quienes conocen su historia saben que nuestra Universidad Autónoma de Santo Domingo guarda, en muchos aspectos, cierto parecido con la de su origen, la Universidad Dominici, la fundada por el Papa Pablo III, el 28 de octubre de 1538.

Es que a la Universidad no le es fácil cumplir con las expectativas que ponen en ellas algunos que otros maximizadores de ganancias, y a la vez mantener su identidad como lugar de discusión intelectual, como vehículo de formación de ciudadanos libres, y como instrumento creador de conocimientos cuya propiedad le pertenece al conjunto de la sociedad.

Hace algún tiempo leímos un artículo publicado por la revista “Mundo Diplomatique” acerca de los problemas que afectan a la Universidad de París. Cualquiera que leyera ese artículo traducido al castellano podría creer que el articulista no se refería a La Sorbona sino a la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

A pesar de ello, muchas universidades latinoamericanas han experimentado grandes transformaciones contándose, entre ellas, la Universidad Autónoma de Santo Domingo, que llevó a cabo su primera gran reforma en 1816, cuando se convirtió de una universidad privada en una universidad pública, y cuando cambió su carácter de institución religiosa a institución laica. En 1947, la Universidad Primada de América volvió a reformarse, al dejar de ser una universidad tradicional para convertirse en una universidad moderna, de corte napoleónico, (entiéndase trujillista) bajo la orientación del doctor Julio Ortega Frier. Desaparecida la dictadura trujillista, la universidad estatal experimentó grandes transformaciones bajo la inspiración democrática, plural y participativa. Esa reforma iniciada en diciembre de 1961 con la promulgación de la Ley 5778 sobre Autonomía, se completó con las acciones del Movimiento Renovador de 1966.

La Universidad Autónoma de Santo Domingo, con una población estudiantil que sobrepesa los 175 mil estudiantes, con una sede en la Ciudad Capital y catorce extensiones regionales, en las que se incluyen varias ciudades universitarias, no puede seguir siendo regenteada como la UASD de los años 70, que era una universidad metropolitana con algunos 30 ó 40 mil estudiantes y dos pequeñas sedes regionales. Hoy, debemos de tratar a la UASD como lo que realmente es, como una Universidad Nacional Autónoma de Santo Domingo, que debe ser regenteada por un rector general y varios rectores regionales. A ellos, nos referiremos en una próxima entrega.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas