Proceso del luto y elección de sucesor

Proceso del luto y elección de sucesor

Una síntesis de los sucesos que cabe esperar tras la muerte de un papa.
MUERTE: Se redacta en latín un pronunciamiento de muerte, que un médico certifica. El camarlengo pronuncia tres veces el nombre de pila del pontífice _«Karol»», en este caso_ en un ritual para confirmar que no hay respuesta.

En el pasado, el camarlengo golpeaba la frente del papa con un martillo de plata para confirmar su muerte, no está claro si este rito sigue vigente. A continuación, el camarlengo destruye los símbolos de ese pontificado: el «Piscatorio»», o Anillo del Pescador, y las matrices de los sellos de plomo usados en las cartas pontificias. Se sellan los cuartos del papa y los preparativos del funeral quedan a cargo del camarlengo, el funcionario de mayor jerarquía hasta la elección del nuevo papa. El cardenal español Eduardo Martínez Somalo, de 78 años, es camarlengo desde 1993. Las banderas del Vaticano ondean a media hasta y se cierra la Puerta de Bronce de la Basílica de San Pedro.

LUTO:
Tras la muerte, comienza un período oficial de luto de nueve días llamado «novemdiales»», una tradición que se remonta a la antigua Roma, donde se realizaba una ceremonia nueve días después de la muerte. El cuerpo del papa yace en capilla ardiente en la Basílica de San Pedro, dentro de la Capilla Clementina, cuya construcción fue iniciada por Miguel Angel y concluida por Giacomo Della Porta para el Jubileo del 1600. Tras la muerte de Juan Pablo I en 1978, unas 750.000 personas desfilaron frente al cuerpo durante tres días. Se prevé que muchas más podrían rendir homenaje a Juan Pablo II.

FUNERAL:
El funeral y el entierro deben realizarse entre el cuarto y el sexto día después de la muerte salvo que se presenten «razones especiales»» no especificadas, según reglas aprobadas en 1996. Si el tiempo lo permite, se realizaría en la Plaza de San Pedro. Asistirían gobernantes y dignatarios del mundo, así como los cardenales, que eligen al nuevo papa. Durante una parte de la Misa, los guardias suizos, en sus uniformes de color púrpura, oro y rojo, se arrodillan, bajan sus alabardas con la mano derecha y saludan con la izquierda.

ENTIERRO:
Desde hace algunos siglos la mayoría de los papas optan por ser enterrados bajo la Basílica de San Pedro. Después del funeral, sus ataúdes revestidos de plomo, que pueden pesar hasta media tonelada, eran transportados a través de la «puerta de la muerte»» a la izquierda del altar principal de la basílica. Dobló una sola campana. El ataúd descendió a un sarcófago de mármol y fue tapado por una plancha de piedra. El Vaticano no ha dicho si Juan Pablo II ha pedido esa clase de funeral. Se conjetura que el papa polaco pediría ser enterrado en la Catedral Wavel de Cracovia junto a los reyes de Polonia.

CONCLAVE:
Los cardenales, los llamados «príncipes»» de la iglesia, se reúnen a elegir al nuevo papa en la Capilla Sistina, cuyos frescos incluyen el famoso cielo raso de Miguel Angel. El cónclave debe comenzar no menos de 15 ni más de 20 días después de la muerte del papa. En el pasado, los cardenales recibían alojamientos improvisados. Pero para este cónclave se alojarán en la Casa de Santa Marta, un hospedaje dentro del Vaticano. Las reglas son estrictas: nadie puede tener contacto con el exterior hasta la elección de un papa. Para contrarrestar los artefactos modernos de espionaje, técnicos recorrerán las antiguas salas y pasillos en busca de señales delatoras. Los cardenales ingresan en la Capilla Sistina, celebran una misa y luego comienza la votación. Las boletas son cosidas con aguja e hilo y quemadas con sustancias químicas para producir humo blanco o negro. El blanco es la señal al mundo que se ha elegido un nuevo pontífice. Sólo votan los cardenales menores de 80 años. Si se realizara hoy, el cónclave tendría 117 electores. La elección de Juan Pablo II tomó dos días y ocho rondas de votación.

PROXIMO PAPA:
Juan Pablo II modificó las reglas para que se pueda elegir al papa por mayoría simple si ninguno obtiene la mayoría tradicional de dos tercios tras 30 rondas. El papa, al ser elegido, debe confirmarlo pronunciado la palabra latina «accepto»» (acepto). Un cardenal aparecerá entonces en la ventana central de la Basílica de San Pedro y pronunciará una fórmula en latín que concluye con las palabras «habemus papam»», tenemos papa. Luego anunciará, hablando siempre en latín, el nombre escogido por el nuevo pontífice.

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