UBI RIVAS
Conforme a su anuncio previo, el PLD proclamó el 27 de enero último al presidente Leonel Fernández como su candidato oficial a las elecciones del 16 de mayo venidero, despachándose el gobernante con un diluvio de obras prometidas como contrapartida a los electores si lo eligen nueva vez, la tercera, al Solio Presidencial.

Es una premisa que he sostenido desde siempre, porque Leonel, además de disponer como soporte una obra de infraestructura apreciable y de mantener incólume el litoral de la macroeconomía, en realidad no dispone de un contendor que se le mida en cachet político.

Con el volumen de las obras que se comprometió ejecutar y los aspectos sociales que expresó está decidido a superar; Leonel las tiene todas consigo.

No pocos adujeron que el presidente Leonel debió más bien exponer un prontuario de las obras que ha ejecutado y comparar la economía cadavérica que encontró el 16-08-04, con los standares de hoy con un crecimiento del 8% y una inflación de menos de 6%, con una tasa del dólar a 35×1 manejando un barril de petróleo a US$96, de US$30 que le tocó al gobierno anterior con una tasa del dólar a 55×1.

Pero el presidente Leonel, que nunca se anda por las ramas, sino que se aferra siempre al tronco, estimó más impactante exponer el fajo de obras a realizar en el período 2004-2008 porque lo ejecutado en 2004-08 lo expondrá en el Congreso al rendir la memoria del 2007 el día magno de la nacionalidad dominicana, el 27 de febrero.

Impuntual como siempre al asistir a los compromisos públicos, una de sus fallas estructurales como ser humano y como gobernante, presentándose una hora y 21 minutos más tarde que lo acordado, el presidente Leonel entiende que esos pecadillos «lo tapa el nudo de la corbata», aunque realmente no sea del todo como estima, porque la gente se siente igual que él si estuviera que esperar a alguien.